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El frutero campeón de España: “Me levanto cada día a las tres de la mañana” 

Jesús Olmos, de 36 años, representante el triunfo de la clase media. Un currante de los pies a la cabeza que acaba de ser campeón de España de 50 kilómetros. “No quiero dejar pasar este tren. Es el último mío en el deporte”.

En el barrio de Las Fuentes de Zaragoza, donde tiene la frutería, Jesús Olmos es como un secreto a voces. Y todo gracias a su afición a correr que no sólo le distingue, sino que también le acaba de permitir ser campeón de España de 50 km en Burjassot. Y quién sabe si internacional en el Mundial de Sudáfrica la próxima primavera. Jesús Olmos, a los 36 años, ya ha cumplido su parte del trato. “Mi mujer se sacrifica cada día para que yo cumpla ese sueño”, dice.

El campeón de España de 50 km es usted
Iba para hacer la mínima para el Mundial y la hice. Y, a partir de ahí, qué quiere que le diga, tampoco hay que exagerar.

A mí no me gusta quitarle mérito a nada
Lo sé, pero yo soy humilde en ese sentido. He sido así siempre. Bajé varios minutos la mínima que exigía la Federación. Ahora tengo que esperar a ver si me llevan, pero los requisitos los he cumplido. Me quedo con la conciencia tranquila.

¿Y le ha costado mucho trabajo?
Pepe Mareca, mi entrenador, me dijo que estaba loco. Acabé el maratón de Valencia destrozado muscularmente. Pero yo le dije, ‘quiero hacerlo, quiero ir al campeonato de España de 50 km en enero’. Y, excepto las dos primeras semanas, en las que me dolía el alma, no fue mal. Metí una semana en Navidad de 176 km y me empecé a encontrar bien.

¿Y cómo se puede hacer trabajando en una frutería?
No lo sé. Gracias a mi mujer y haciendo el tetris con los horarios. Al final, las cosas salen. La ilusión es lo más importante. Si se busca se encuentra. No importa que haya días en los que duerma cinco horas.

¿Y no tiene un cansancio crónico?
Pero es lo que le digo. Al final, el cuerpo se acostumbra al cansancio. En mayo traspasé una de las tres tiendas. Tenía que hacerlo. La vida no me daba. Iba a contra corriente todo el día. Así fue como entendí que en esta vida no todo es trabajar.

¿Tener tres tiendas es como tener tres hijos?
Buena comparación. Las preocupaciones son muchas. No solo son las tuyas, sino también las de tus trabajadoras. Cuando se ponía mala una dependienta me tocaba a mí. Tenía que doblar o triplicar turno. Pero lo haces y no te mueres. Mire, hoy lunes me he levantado a las tres y media de la mañana y he llegado a casa a las dos de la tarde. Durante todo ese tiempo he estado trabajando y no pasa nada. Se puede hacer.

¿Y todo el rato hay clientes? ¿no da un respiro la frutería?
Sí da respiros, sí. Pero debes preparar la tienda, debes hacer el reparto, debes sacar la basura, nunca paras. No hay casi tregua. Si tuviera una persona más sería diferente. Pero entonces trabajaría solo para pagar sueldos. Y aun así debo hacer juegos malabares. No es fácil, no.

Hace 5 o 6 años, cuando hablé con usted, era más fácil.
Sí, ya lo creo. La prueba es que tenía más trabajadoras. La cosa iba mejor y yo mismo vivía mejor. No vamos a engañarnos. Pero ahora todo ha subido mucho. Hago cuentas y tengo dos mil euros más de gastos al mes que hace cuatro años. Ante eso, debes hacer más horas, reinventarte. El mero hecho de levantar una persiana conlleva gastos. Simplemente, salir de casa ya es gastar dinero.

¿El atletismo también le cuesta dinero?
Ahora tengo suerte. Soy un privilegiado. Solo me cuesta el sacrificio. No gano dinero, pero tampoco me cuesta. Tengo apoyos que se están portando muy bien conmigo. Si no fuese por ellos sería un gasto bastante más fuerte. Pero hay que saber donde estás y lo que quieres.

¿Y qué quiere?
Ya se lo he dicho: ir al Mundial con España, vestir la roja. Por eso he ido a este campeonato de España y me lo he pagado yo todo. La gasolina, el hotel…, todo ha salido de mi bolsillo.

Y hablamos de un campeón de España
Pero yo no puedo exigir al equipo que me pague el hotel. Ha sido un objetivo que he querido hacer yo. Que nadie me lo ha impuesto. Soy realista. Me hacía ilusión. Era un reto. Vi que había un Mundial de 50 km y que pedían bajar de 2h57m40 y he hecho 2h53m tirando desde el km 0 hasta el 50 sin pensar. Tengo la cabeza bien colocada.

Es usted un fenómeno.
Bueno, en carrera hacía cualquier cosa para que pasase el tiempo más rápido. Pero es que yo vengo del ciclismo. Estaba acostumbrado a hacer entrenos de cinco y seis horas. Los días de fondo eran 150 o 160 km. Me acostumbré a muchas horas y la bicicleta es bastante más desagradecida. Si pinchas o te caes… En ese sentido el atletismo es más generoso. Ni pinchas ni te caes. Vales la fuerza que tengas.

¿Y de dónde saca la fuerza?
De la ilusión, del apoyo de mi mujer que ha sacrificado muchas cosas para que yo cumpla mis sueños.

¿Qué sacrificó ella?
Mi mujer es profesora de ingles y ha hecho reducción de jornada en el colegio que se le termina este año. Intenta que me olvide del negocio y que viva como un atleta de élite. Ella es el pilar de mi vida. Quiere verme vestido de rojo con el uniforme de la selección y está haciendo lo posible. Algún día se lo recompensaré.

Debería.
Nos hemos acostumbrado a vivir así, pero sí. Lleva usted razón. Hemos sacrificado muchas cosas. No podemos estar en todos los sitios en los que queremos estar. Pero no nos podemos quejar.

Es usted campeón de España.
Bueno, sí. Pero lo importante es que estoy marcando los tiempos. Tengo 36 años. Llevo corriendo en serio desde 2019 y quiero ver hasta donde puedo llegar. No quiero dejar pasar este tren. Es el último mío en el deporte. Ya lo dejé pasar en el ciclismo y no quiero que la historia se repita. Aquí estamos de paso. Solo se vive una vez. Me di cuenta este verano cuando mi padre tuvo un ictus.

Representa usted el triunfo de las clase media.
No soy un atleta de élite. No vivo de ello. Me identifico con el corredor popular. Soy una persona que además he tenido la suerte de conocer a Pepe Mareca, queesmi entrenador. Un día le escribí y aquello fue un cambio para mi total. Me mete caña pero es lo que necesito para estar donde quiero estar. Solo puedo agradecerle cosas. Vino conmigo a Valencia y me animó en cada vuelta.

Siga así.
He aprendido a dosificar la ansiedad. Tengo psicólogo deportivo. He estado una temporada con él. Me ha ayudado muchísimo. Me ha enseñado a desahogarme. Las lesiones provocan mucha ansiedad. Pero gracias a él sé que la cabeza también se puede entrenar.


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