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Cómo curar las heridas en la piel de los niños runners de manera rápida y eficaz

El running cada vez está más extendido entre la sociedad. No solo lo demuestran los adultos que día tras día se dejan ver por las calles de todas las ciudades practicando este deporte. Por si fuera poco, también son un claro ejemplo de ello los niños que se apuntan a carreras y que entrenan regularmente para mejorar sus marcas.

Aunque es un deporte muy seguro, tarde o temprano puede producirse una caída que derive en una herida en la piel. De hecho, las heridas dérmicas son más que habituales en los niños en general, independientemente de si practican o no esta disciplina deportiva.

Cuando se produce una herida en la piel, sea cual sea el origen de la misma, hay que curarla cuanto antes para evitar la proliferación de las bacterias. El hecho de que una herida se infecte puede parecer poco relevante, pero lo cierto es que en algunos casos surgen complicaciones que revisten gravedad.

Evitar este tipo de problemas está en tus manos: asegúrate de curar las heridas en la piel del niño de manera rápida y eficaz. Pero, ¿cómo hacerlo? En próximas líneas describiremos cómo tiene que ser el proceso de principio a fin, empezando por la limpieza de la zona afectada y terminando por favorecer su cicatrización con una buena Pomada Heridas. También daremos algunos consejos que te serán muy útiles.

Limpiar la herida para desinfectarla

Lo primero que tienes que hacer si el niño sufre una caída accidental y se raspa la rodilla o el brazo con el suelo, originando la típica herida, es limpiársela bien. El objetivo es claro: acabar con cualquier partícula que sea visible, así como con la suciedad en general. Solo así lograrás poner fin a las diversas bacterias que, en caso de no ser eliminadas, podrían causar problemas más adelante.

Si no sabes cómo limpiar heridas no te preocupes: hoy en día se comercializan espráis específicos que son muy fáciles de aplicar, así como efectivos. En un tiempo récord habrás limpiado la herida del pequeñín, dejándola libre de bacterias y de posibles infecciones.

Cubrir la herida para evitar que penetren en ella agentes externos dañinos

Después de limpiar la herida es probable que te surja una duda, la cual lleva décadas siendo motivo de polémica, aunque los expertos lo tienen claro: no hay que dejar nunca una herida al aire, sino que conviene taparla enseguida después de haberla desinfectado.

Antaño se creía que la curación se aceleraba si la herida permanecía sin ningún tipo de protección o cobertura. Nada más lejos de la realidad: es precisamente al cubrirla cuando procede a aumentarse el ritmo al que se cura al mismo tiempo en que las posibilidades de sufrir una infección disminuyen de manera considerable.

Tanto la suciedad como las bacterias en general pueden pasar factura a la herida. Evitarlo es tan sencillo como cubrirla con un apósito, el cual deberá ser retirado más adelante cuando ya no haya rastro de esa herida. Hasta entonces conviene sustituir el apósito cada día, no haciéndolo solamente en aquellos casos en los que un profesional de la salud así lo indique.

Favorecer la cicatrización de la herida

Aunque habiendo limpiado bien la herida con un spray específico y protegiéndola con un apósito el riesgo de infección es muy reducido, para el pequeñín es importante que se cierre cuanto antes mejor. Así pues, no dudes en hacer todo lo posible con tal de favorecer su cicatrización.

Hay varias maneras de hacerlo, pero los expertos suelen recomendar la aplicación de una pomada. Eso sí, al hacerlo hay que tener cuidado para que en ningún momento el tubo o el tapón toquen la herida.

Basta con muy poca cantidad de una buena pomada para que ejerza su poder cicatrizante. Para tal fin es necesario mantener la regularidad en las aplicaciones. En las heridas pequeñas basta con una aplicación diaria, pero si es algo más grande conviene duplicar dicha cifra.

Asegúrate de que el producto que utilices sea apto para todas las fases por las que pasan las heridas de los más pequeños de la casa, incluyendo aquellos momentos en los que están abiertas.

Una buena idea es la de aplicar la pomada en cuestión y, acto seguido, cubrir el área que se ha visto afectada por medio de un apósito. De esta forma acelerarás al máximo posible el ritmo al que cicatrizará la herida, sea cual sea la zona en la que se haya producido: la rodilla, el codo, la cara, etcétera.

En líneas generales, aplicando los consejos que hemos descrito, la herida cursará con normalidad y si es aguda se cerrará en un máximo de catorce días, aunque suele bastar una semana para ello. Generalmente al cabo de tres semanas las heridas se cierran por completo, permitiendo así al niño recuperar la normalidad sin necesidad de más apósitos ni pomadas.


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