A los pocos meses de aterrizar en el FC Barcelona el 17 de marzo de 2021, la lógica ilusión de haber ganado las elecciones y la enorme responsabilidad de dirigir el club, dio paso a la cruda realidad para los directivos azulgranas. Entre otras, la obligación de hacer frente a los intereses bancarios del millonario aval de los 124,7 millones de euros que exigía la Ley del Deporte. Una espada de Damocles encima de sus cabezas, un dineral que tenía que pagarse sí o sí… y que se convirtió en todo un problema para muchos de ellos.

La promesa que Laporta no necesitó cumplir (leer noticia)