Las caídas de todos los años

Las rondas francesas de 1997 y 2012 también fueron catastróficas por los accidentes de las primeras etapas

La principal diferencia con otros Tours accidentados se ha debido a la montonera que se produjo en la primera etapa por culpa de una espectadora

Imagen de la caída en el Tour

Imagen de la caída en el Tour / AFP

Sergi López-Egea

Sergi López-Egea

Este inicio de Tour no está siendo tan diferente en relación a otros en lo que hace referencia a las caídas. Solo hay que recordar la famosa frase que José Miguel Echávarri repetía cada vez que Miguel Induráin iniciaba uno de sus viajes exitosos hacia París. “Lo importante en la primera semana es no caer”. Induráin solo se fue al suelo en una ocasión en los cinco Tours que ganó. Y tuvo la tremenda suerte de caer sobre su hermano Pruden que le sirvió de colchón.

Por muchas caídas que se produzcan difícilmente se superará el récord perverso que contempló la edición de 1997 cuando los accidentes se sucedían una y otra vez durante la primera semana. Se atribuyó entonces a la moda que existía por aquel entonces cuando todos los corredores llevaban unos acoples en el manillar que les permitía adoptar una posición más aerodinámica pero que a la vez retrasaba su reacción a la hora de frenar.

La Unión Ciclista Internacional (UCI) los prohibió poco después. Además, Francia es un país donde proliferan mucho más que en otros las rotondas que provocan estrechamientos de la carretera donde las bicis se topan entre sí y muchas veces acaban con un corredor por los suelos.

El nerviosismo con el que los equipos afrontan la fase inicial de la carrera no se repite en otras pruebas, ni en el Giro ni en la Vuelta. Los corredores van recibiendo las consignas de sus directores que les piden que se coloquen delante, que sitúen allí a los líderes. Y muchas veces no todos caben, entran los codos y los gritos de protesta. Además, por ahí andan los velocistas con sus lanzadores.

La principal diferencia con otros Tours accidentados (el de 2012 también fue un drama en caídas) se ha debido a la montonera que se produjo en la primera etapa por culpa de una espectadora, un percance que dio la vuelta al mundo. Porque no es la primera vez que los corredores han protestado y con razón por trazados peligrosos, como el que ocupó la fase final de la tercera etapa, un lugar catastrófico con muchos infortunios y con el pelotón rodando casi a 50 por hora.