Luciano Darderi, el argentino de nacimiento que buscó el éxito en Europa

El tenista italiano, de 21 años, se llevó el ATP de Córdoba en su tercer torneo como profesional

El jugador nació en Argentina pero representa a Italia

El Abierto de Córdoba mete un casi pleno de tenistas locales en semifinales

Luciano Darderi, celebrando una victoria en Córdoba

Luciano Darderi, celebrando una victoria en Córdoba / ATP

Iker Kind

Nacido en Argentina y de nacionalidad italiana. Luciano Darderi se proclamó el pasado domingo como campeón del Abierto de Córdoba, en el tercer torneo ATP de su carrera, tras vencer en la gran final a Facundo Bagnis (6-1, 6-4).

Darderi comenzó a jugar al tenis con 4 años, con el apoyo de su padre Gino, extenista y su entrenador hasta la fecha. El joven llegó a ser número 8 del mundo como junior y, después de disputar varios torneos juveniles por América del Sur, decidió cambiar su nacionalidad para testearse con diferentes jugadores europeos.

Su abuelo era italiano, por lo que tuvo la posibilidad de tener la doble nacionalidad y potenciar su carrera al otro lado del charco. Cuando tenía once años, viajó por primera vez a Italia para jugar un torneo y lo ganó. "Nací en Argentina, pero decidí irme a Europa porque las posibilidades económicas eran mejores allí", aseguraba el tenista en una entrevista.

Sparring de las ATP Finals

La buena trayectoria y nivel que tuvo como junior le permitió disfrutar de una experiencia única: ser el sparring de las ATP Finals de 2020. En ese momento, el italiano era el 900 del mundo y apenas había comenzado su trayectoria en el tenis profesional.

A pesar de no poder entrenar con ninguno de sus dos ídolos, Juan Martín del Potro y Roger Federer, pudo conocer a los ocho mejores tenistas de aquel año, como Novak Djokovic, Rafa Nadal o Daniil Medvedev. "Fue algo lindo, yo tenía 18 años y durante dos semanas vi cómo se preparaban los mejores del mundo".

Tres años y torneos ATP después, Darderi ya ha levantado su primer gran título como tenista profesional, derrotando por el camino a grandes jugadores como Yannick Hanfmann o Sebastián Báez, que partía como favorito y como ídolo local.

Luciano se une a una generación muy prometedora para el tenis italiano, con Jannik Sinner en cabeza. "Con Jannik tengo una anécdota. Yo estaba yéndome del Foro, en Roma, y me llamó para entrenar, pero justo se me iba el tren y no me podía quedar. Una mala suerte enorme. Yo aún era muy pequeño".

Al equipo, cada vez más grande, de Sinner, Berretini, Musetti, Sonego, Arnaldi y Cobolli se une Darderi. Si Luciano sigue a este nivel no tendrá ningún problema para seguir escalando puestos. Y para conocer a Jannik Sinner tampoco.