Michelle Vesterby: conciliar, entrenar y ganar

Con un bebé de seis meses esperándola en la línea de meta, esta triatleta danesa se impuso en el Triathlon of Senses de Ibiza

Otro hijo la esperaba en casa. Embarazada de él, compitió en un Ironman en 2018. Nada es imposible para ella

Vesterby, protagonista del Sport & Style

Vesterby, protagonista del Sport & Style / TRIATHLON OF SENSES

Carme Barceló

Carme Barceló

Era su cuñada la que empujaba el carrito y la esperaba con su hijo en brazos en la meta. Con apenas seis meses de vida, Hektor vio como su madre ganaba una dura prueba física, el Triathlon of Senses, y lo primero que hacía era darle la medalla para que jugara con ella.

Su hermano Markus, algo más mayor, se había quedado en casa con su padre. “Mi familia es mi equipo. Sin toda esta logística sería imposible que pudiera seguir compitiendo”, explica Michelle Vesterby tras completar 1.500 metros de natación, cuarenta kilómetros de ciclismo y diez más de carrera a pie.

A sus 39 años, esta atleta danesa que ha realizado más de treinta triatlones de larga distancia, conseguía un reto más en Ibiza. Con su sempiterna sonrisa -“tengo más agujetas de sonreír que de correr o pedalear”- veía como varias compañeras de prueba la observaban con admiración. “Con buena actitud, con esfuerzo, con perseverancia y con un entorno que colabore, es posible conseguir lo que te propongas”, asegura.

Positividad ante todo, de eso va sobrada. Nadie se lo ha puesto fácil y cada prueba es un encaje de bolillos en el que nada puede fallar. Ni la familia, ni la preparación física ni la alimentación adecuada. “No soy obsesiva con esto último -reconoce Michelle- y de vez en cuando me tomo una copa de vino o una porción de pizza, claro que sí. En la vida hay que saber encontrar el equilibrio para que las cosas funcionen. Fácil no es, pero hay que luchar por ello”.

Coge a Hektor en brazos y atiende a unos y a otros. Lleva su lema, ‘keep smiling’, impreso en el pecho y tatuado en el rostro. Ídem el niño y la hermana de su marido, que han estado siguiéndola las dos horas y media que ha durado la prueba. Sólo hace medio año que ha parido, entrena entre veinte y veinticinco horas semanales casi siempre con su bebé cerca y sin dejar de hacer “las tareas normales de una familia. Soy una mujer como cualquier otra, con días malos y buenos, y me organizo para llegar a todo”. Esa disciplina, ese sacrificio y esa positiva predisposición la han convertido en un referente para muchas mujeres y en una deportista única. Cuando se lo digo, abre los ojos sorprendida: “No soy extraordinaria. Si quieres, puedes. Sólo intento hacer lo que me lleva a ser feliz. Me llena de orgullo que alguien pienso eso de mí”

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