Subir o no subir, esa es la cuestión

En el Sankt Pauli existe un debate por el que todavía no hay opinión mayoritaria

¿Ascender a la Bundesliga es positivo o negativo para los valores del club?

El Sankt Pauli, un equipo de culto en Alemania

El Sankt Pauli, un equipo de culto en Alemania / Panenka

Adrià Soldevila

Adrià Soldevila

En la jornada 27 de la pasada temporada, el Sankt Pauli era líder de la 2.Bundesliga. Lo había sido durante 13 jornadas –once de ellas consecutivas– pero aquella, disputada el 20 de marzo, sería la última en la que defendería la primera posición del campeonato. Faltando siete partidos para el final, el equipo de Hamburgo empezó a deshincharse. Cayó a la tercera posición en la 28 y se mantuvo ahí tres jornadas, hasta que en la 31, faltando tres encuentros para el final, salió definitivamente de la zona de ascenso.

Fue una de las mejores temporadas de la última década para el conjunto ‘braun-weiss’. “En la primera parte de la temporada, el Sankt Pauli jugó muy bien, incluso dio más de lo que podía dar”, explica para Sport Dossier el periodista Tim Eckhardt, autor del blog MillernTon.de, un sitio web dedicado a la actualidad del Sankt Pauli que se profesionalizó hace seis meses después de nueve años de trayectoria amateur. El equipo ‘kiezkicker’ rindió por encima del nivel habitual y a punto estuvo de formar parte de los ascendidos a la Bundesliga, aunque finalmente no lo hizo. Ascender a primera es el sueño de todos los clubes del mundo. La gran mayoría pagaría mucho dinero para disputar la máxima categoría del fútbol en su país, aunque algunas raras excepciones existen. Sin ir más lejos, en el Sankt Pauli.

El FC St. Pauli no es un club cualquiera. No se rige por las mismas normas que el resto de clubes en Alemania. Sus reglas internas, absolutamente democráticas, en nada se parecen a las de otras entidades deportivas. En el Sankt Pauli prevalecen los valores éticos, morales y izquierdistas por delante del fútbol. Sus principios se protegen y se potencian mucho antes que los éxitos deportivos. Ahí radica la clave de todo. Por ello, ascender a la Bundesliga no solamente no es una prioridad, sino que incluso genera dudas tanto en los socios como en los miembros del gobierno del club. “Jugar en la máxima categoría del fútbol profesional debe significar también poder mantener todos los valores del club”, comenta Eckhardt. Jugar en la Bundesliga obliga a los clubes a hacer una mayor inversión en la plantilla y en el estadio, con lo que dichas entidades necesitan más ingresos para mantener el nivel. Además de los millones que garantiza la televisión, los clubes deben buscar patrocinadores que garanticen más dinero, algo que puede llegar a chocar con las líneas rojas impuestas por los socios, tal y como cuenta el periodista. “En el Sankt Pauli no queremos dinero de patrocinadores que provengan, por ejemplo, de la industria de las apuestas. Además, los socios acordaron no vender el nombre del estadio Millerntor, pese a que eso signifique perder entre tres y cuatro millones de euros al año”.

El origen del dinero es importante, pero también lo es formar parte de una élite en la que el Sankt Pauli no se siente ni mucho menos representado. “¿Queremos jugar contra equipos como el Hoffenheim, el Wolfsburgo, el Leipzig o el Leverkusen, a los que llamamos clubes de plástico?”, se cuestiona Eckhardt. “Es una gran discusión”, dice el alemán, aunque reconoce que al equipo profesional no le afecta durante la temporada: “A los jugadores no les influencia para nada”.

De hecho, la posición no es única entre los aficionados. Por una parte, están los que piensan que ascender sería perjudicial para mantener los valores del club. Pero por otra, hay quién cree que subir a la máxima categoría sería un éxito y una ventaja para seguir creciendo a nivel internacional. “¿Por qué una parte del Sankt Pauli quiere subir? Para tener más atracción y para poder hacer llevar más lejos los valores del club. Es una visión interesante”, comenta el periodista. De hecho, el club ‘braun-weiss’ creció fuera de las fronteras de Alemania disputando la Bundesliga a finales de los años 80. Por aquel entonces, Europa tenía un gran problema con los radicales, sobre todo en Inglaterra. Los hooligans se había hecho los jefes de los estadios. Lo recuerda Eckhardt: “Empezaba a haber movimientos de extrema derecha dentro y fuera de los campos y entonces apareció una afición de izquierdas y alternativa, con punks con el pelo pintado. No se había visto nunca antes por televisión. Eso convirtió al Sankt Pauli en un club muy popular, ahí empezó a cruzar todas las fronteras”.

El tercer club más mediático

Pese a llevar 12 años sin pisar la Bundesliga, el Sankt Pauli es uno de los clubes de fútbol más conocidos a nivel mundial. Sus calaveras se reproducen en cualquier parte del planeta y sus lemas, como ‘Football has no gender’ (El fútbol no tiene género), se plasman en camisetas que llegan a todos los rincones del planeta. Sin ningún futbolista conocido y sin títulos en sus vitrinas, el St. Pauli es el tercer club de Alemania con más ingresos por merchandising, solamente por detrás del Bayern de Múnich y el Borussia Dortmund. El éxito del conjunto hamburgués no tiene otra explicación que haber cosechado durante décadas unos valores inmutables que se defienden por encima de la necesidad de ganar partidos. Las luchas contra el fascismo, el racismo, la LGTBIfobia o el sexismo no se discuten, así como las donaciones a entidades del barrio de Sankt Pauli que necesitan el dinero para sobrevivir y pelear por causas sociales.

“Gracias a estas decisiones, el St. Pauli mantiene sus valores y esto le hace interesante ante la gente. Incluso ante ciertos patrocinadores”, explica Eckhardt, que no solamente encuentra fascinante la defensa férrea de dichos principios, sino que la considera una ventaja respecto a los otros clubes de fútbol: “El Bayern se marcha de gira por los Estados Unidos y muestra a sus mejores jugadores para hacer marketing. Pero cuando se va Lewandowski ya no pueden utilizar su imagen. Con el Sankt Pauli es diferente, a nadie le importa quiénes son los jugadores. Lo que importa e interesa al mundo son sus valores. El Sankt Pauli hace con sus propios valores. El mejor para que el Sankt Pauli llegue a los Estados Unidos no es llevar al equipo y a los jugadores, sino que algunos grupos punks lleven su camiseta cuando van de gira. Es algo que otros clubes no tienen”.

Sin pretensiones

Esta temporada, la afición del Sankt Pauli no espera que su equipo luche por el ascenso. Tras una fantástica temporada, el equipo perdió a sus dos mejores jugadores: el delantero Guido Burgstaller, que marcó 17 goles en la liga; y el líder del equipo, el ghanés-alemán Daniel Kofi-Kyereh, “uno de los mayores talentos que ha jugado en el Sankt Pauli en toda su historia”, según Eckhardt. Subir ya no era el objetivo principal el pasado curso, aunque estuvo a punto de lograrlo. Y este año, la idea es consolidar un grupo que pueda ir creciendo. “La expectativa de los hinchas para esta temporada no es ni mucho menos subir a la Bundesliga, porque todo el mundo ha visto cómo hemos perdido a los mejores jugadores. Y es posible que todavía se marche alguien más”, dice el redactor de MillernTon.de, que destaca el paso hacia adelante que el club ha dado en los últimos años: “Lo mejor es que nadie espera que el Sankt Pauli baje de categoría. Es la gran diferencia respecto a años anteriores, que siempre mirábamos hacia abajo y donde no había un buen desarrollo de futbolistas jóvenes. Ahora, el proceso parece interesante, aunque la obligación no es subir”.