La aspirina del Leverkusen

Xabi Alonso ha conseguido resucitar a un equipo en descomposición con un fútbol atrevido y una personalidad muy marcada

El tolosarra disfrutó como jugador de los mejores profesores en la academia del juego moderno

Xabi Alonso, entrenador del Bayer Leverkusen

Xabi Alonso, entrenador del Bayer Leverkusen / EFE

Adrià Soldevila

Adrià Soldevila

No hace mucho todavía podíamos disfrutar de Xabi Alonso realizando cambios de juego de más de 50 metros con una precisión de orfebrería. Lanzamientos que rompían partidos intensos, con el balón sobrevolando líneas del rival y evitando bosques de piernas para asentarse en la bota de un compañero siempre dispuesto a encarar el área rival.

Líder siempre en la Real Sociedad, en el Liverpool, en el Real Madrid, en el Bayern de Múnich y en la selección española, a Alonso ya se le intuía, como a muchos otros excompañeros como Xavi Hernández, una inteligencia superior que le convertía en una extensión del entrenador sobre el terreno de juego.

A Guardiola y a Luis Enrique les sucedió, por ejemplo, con Sergio Busquets, que ha decidido dejar el club de su vida y al que nadie le sorprendería ver en los banquillos en un futuro muy próximo.

Xabi Alonso también fue ese tipo de futbolista que todos los entrenadores quieren tener. Alguien en quien confiar, un jugador que asegura la puesta en escena de todo lo practicado en los entrenamientos.

“Xabi es uno de los mejores centrocampistas que he tenido. Si en su momento hubiera tenido que apostar por un jugador que iba a ser entrenador habría sido Xabi, sin duda. Alguien que ha jugado en el mediocampo tiene más ventaja en el banquillo”, dijo Carlo Ancelotti en diciembre de 2021, un año antes de que Alonso resucitara a un Bayer Leverkusen caótico que deambulaba por la zona baja de la clasificación en Alemania tras un inicio de temporada grotesco.

Con Gerardo Seoane en el banquillo, el equipo de la aspirina había sumado cinco puntos en ocho jornadas y tenía un pie fuera de la Champions League, en una fase de grupos en la que le superó el sorprendente Brujas de Ferran Jutglà. El Leverkusen era un cromo hasta que Alonso aceptó el reto.

Desde que firmó su contrato, en octubre de 2022, el Leverkusen no ha hecho más que crecer. El inicio no fue precisamente un camino de rosas, pero el tolosarra ya advirtió en su presentación que la situación requería “paciencia”. Se confirmó la caída en la Champions League y en la Bundesliga costó arrancar dos victorias consecutivas, pero el parón del Mundial le dio el tiempo necesario para implantar sus ideas en un equipo que pedía a gritos una pretemporada para entenderle. Y les convenció.

Volvieron más fuertes que nunca y el Leverkusen se levantó como un huracán. Incluso le ganó al Bayern de Múnich, remontándole y disputándole la posesión al equipo más dominador de Alemania. Seis meses después de su llegada, el árbol ya está dando sus primeros frutos.

El Bayer Leverkusen ha pasado de la 17ª posición –la penúltima– a ocupar plaza europea de Conference League. Y, además, sigue vivo en las semifinales de la Europa League, aunque tendrá que remontar el próximo jueves en el BayArena el 1-0 sufrido en Roma, precisamente ante José Mourinho, uno de sus grandes maestros.

Personalidad y balón

Xabi gana con su discurso, con su personalidad. Nadie le puede escupir, como se dice aquí en Alemania. Lo ha ganado todo como jugador. Ha señalado y está marcando la senda del éxito”, explica a Sport Dossier el periodista nacido en Dortmund Miguel Gutiérrez. Xabi Alonso ha bebido de John Toshack, de Rafa Benítez, de Manuel Pellegrini, de José Mourinho, de Carlo Ancelotti, de Pep Guardiola, de Luis Aragonés y de Vicente del Bosque.

Incluso de Zinédine Zidane, cuando el francés fue el ayudante de Ancelotti en la temporada 2013-14, la que acabó con la décima Copa de Europa del Real Madrid. No se puede decir que Alonso no haya disfrutado de los mejores profesores en la academia del juego moderno.

Ha absorbido de todos, pero tiene ideas propias y las está implementando en el Bayer como ya lo hizo en el filial de la Real Sociedad, con el que consiguió un histórico ascenso a Segunda División tras 60 años sin pisar la categoría.

Pese al descenso de nuevo a Primera Federación, Alonso dejó huella en la Real y mostró las ideas que están llevando al Leverkusen a evolucionar como equipo. El 3-4-3, con tres centrales y dos carrileros muy abiertos, ya fue un signo característico del técnico vasco en la Real Sociedad B, de la misma manera que lo está siendo en esta primera etapa en el fútbol de élite.

“A Xabi le gusta el fútbol ofensivo, tener el balón. Jugar en 3-4-3, utilizar las bandas y contar con jugadores que busquen el uno contra uno”, comenta Gutiérrez. A Alonso le va el riesgo, aunque siempre con balón. Una estructura mental similar a la de Guardiola, con el que coincidió dos temporadas en el Bayern de Múnich antes de que Pep se marchara al Manchester City.

A Xabi le gusta que su equipo tenga la pelota, que la mueva con velocidad, que el campo esté lo más abierto posible por los carrileros y que los centrocampistas lo sean todo, la base para atacar y la impecabilidad táctica a la hora de defender. Y una máxima que no se discute: la presión tras pérdida.

También una característica ineludible del juego de posición de Guardiola que ya ejecutaba en el filial de la Real y que se ve reflejada en el Leverkusen como una de las grandes mejoras respecto a los primeros meses de temporada.

El tolosarra disfrutó como jugador de los mejores profesores

Alonso ha convertido en jugadores más completos y más determinantes a hombres con un peso relativo en el equipo de Gerardo Seoane. Empezando por los carrileros: Jeremie Frimpong y Piero Hincapié. El neerlandés de origen ghanés pisa área como nunca antes lo había hecho, mientras que el internacional ecuatoriano ha pasado del eje de la defensa a convertirse en un carrilero ofensivo con unas prestaciones y una corrección defensiva admirables.

Parecen dos jugadores distintos. Y mucho más determinantes. Pero los que mueven la maquinaria son los suyos, los de Xabi, los que ocupan precisamente esa posición cerebral dentro del césped. Los dos mediocentros, cada uno con sus características, que dominan el juego tal y como Alonso desea.

Exequiel Palacios y Robert Andrich son la brújula del Bayer Leverkusen, los futbolistas por los que circula el balón. Ellos deciden a qué se juega y por dónde va a pasar la pelota antes de llegar a la portería rival. Son los ‘Xabi’ de Alonso. “No veo en Alonso el espejo de Mourinho, Del Bosque, Benítez, Guardiola, Aragonés ni ningún otro”, apunta Miguel Gutiérrez.

“Está cogiendo fragmentos y ha aprendido lo mejor de cada uno. Quiere marcar su propio estilo y no quiere que nadie diga que es un calco de Mourinho o de Benítez. Él es Xabi Alonso y lo está consiguiendo”, evidencia el periodista y comentarista de fútbol alemán.

Ante la Roma de José Mourinho, en la ida de las semifinales de la Europa League del pasado jueves, el Leverkusen no estuvo bien. En el campo pasaron muy pocas de las cosas que necesita Alonso para sentirse cómodo y su equipo solamente generó una ocasión de gol y prácticamente al final del encuentro.

Pero salió vivo del Olímpico y le queda una vuelta muy abierta en el BayArena, en la que se certificará si el maestro sigue instruyendo al alumno o si definitivamente Alonso alecciona a su antiguo profesor, quien, por cierto, ya predijo en 2010 el futuro de su pupilo: “Xabi será un gran entrenador, me recuerda a Pep cuando lo tuve de jugador”.