Juicio a un maquinista

El conductor del metro que arrastró a una pasajera en Barcelona dice que falló la visibilidad

El conductor ha sido juzgado este jueves por un presunto delito de imprudencia grave y se enfrenta a una posible condena de 15 meses de prisión

Un pasajero saca la mano por la puerta de un tren del metro de Barcelona a punto de arrancar.

Un pasajero saca la mano por la puerta de un tren del metro de Barcelona a punto de arrancar. / Manu Mitru

Jordi Ribalaygue

¿Quién es culpable de que una pasajera del 

metro 

de 

Barcelona 

esté postrada en una silla de ruedas desde que un tren la arrastró al quedar atrapada por la puerta de un vagón? ¿El maquinista salvó la vida a la viajera o fue negligente? ¿La mujer fue temeraria al ignorar el pitido de cierre de puertas o víctima de una cadena de errores? El conductor ha sido juzgado este jueves por un presunto delito de imprudencia grave y se enfrenta a una posible condena de 15 meses de prisión, así como al pago de una indemnización que la acusación ejercida por la herida eleva a unos 460.000 euros. El acusado ha señalado que la visión que los sistemas de control le ofrecían era deficiente cuando aconteció el accidente en julio de 2015 en la parada de Vall d’Hebron, de la Línea 5 del suburbano. 

“Ocurrió en la zona central del tren, la de peor visibilidad”, ha ilustrado el conductor al tribunal. El acusado ha sostenido que el espejo retrovisor de la estación no deja ver todo el andén. “Hay otros más grandes y a menor distancia. Este es pequeño y, desde mi posición, solo veo la línea de puertas”, ha alegado. 

La cabina de mandos cuentan con dos monitores que reproducen las imágenes de una cámara frontal y otra trasera del convoy. “La resolución es bastante mala”, ha calificado el operario de Transports Metropolitans de Barcelona (TMB). Ha añadido que, desde que sobrevino el suceso, se ha hecho “más hincapié” a los técnicos de la compañía para que mejoraen la reproducción de las pantallas. De todos modos, ha dicho que es un defecto que “siempre se ha comentado” dentro de la empresa

Empleados de TMB que han testificado han coincidido en que la calidad de los monitores no es precisa y que los espejos de los andenes no ofrecen una visión completa. “No todos están en la misma posición ni tienen el mismo ángulo de visión. A veces, un golpe con una mochila puede moverlos o alguien los toca para pintarse los labios”, ha ejemplificado un conductor.  

"No puedo ver una mano a 60 metros"

El maquinista procesado ha señalado que, al reiniciar la marcha, el sistema de seguridad notificó que las puertas estaban cerradas. Ha subrayado que no vio que la denunciante introdujese la mano por un resquicio para mantener la puerta abierta. “Desde mi posición, no tengo visión del andén, sí de la línea de puertas a través del espejo. No podía ver si se acercaba a la puerta. La visibilidad es la que es. No soy un mago, no puedo ver una mano o un dedo a 60 metros de mí”, se ha excusado. 

También ha relatado que, a través del monitor, apreció “una mancha” pegado al convoy, ya en movimiento y sin distinguir que era una persona. “En ese momento, detení el tren. La imagen era muy borrosa. Vi algo raro y siempre digo que, en ese caso, primero para y luego pregunta”, ha confesado el trabajador, que circula en la red de metro desde 2005. 

Responsables de la compañía han declarado que el conductor nunca fue expedientado. Aún más, han resaltado que el episodio enjuiciado se cita en las sesiones de instrucción como modélica para evitar un siniestro mortal. “La actuación fue perfecta, de 10”, ha alabado el director de operaciones de líneas de TMB. A su vez, el conductor y varios testigos de la compañía han reiterado que no existe una formación específica sobre seguridad en el embarque de pasajeros ni un protocolo, más allá de indicaciones genéricas.

"Pensé que se abriría"

Por su parte, la denunciante, Núria Carrera, ha declarado que su memoria apenas ha retenido el percance, tras el que pasó unos dos años repleto de intervenciones. “Solo recuerdo que iba a entrar, que estaba pitando y que puse el brazo derecho”, ha reconocido. 

La afectada ha expresado que confiaba que la puerta se abriría. “Lo había visto. Si pones una mano, un brazo o una pierna cuando se cierran, las puertas se abren”, ha defendido Carrera, que ha dicho desconocer que las señales acústicas indican que se prohíbe entrar o salir del vagón. Ha apostillado que no ha visto carteles que así lo adviertan en los andenes. Mandos de TMB han revelado que, en los últimos tres años, se han registrado 38 casos de atrapamiento en los últimos tres años, 11 con personas. "Pasa también con correas y con muletas, que han crecido mucho", han puntualizado.

El vagón agarró a la mujer a la altura de la muñeca. El director del área de mantenimiento y proyectos del metro ha detallado que las puertas están configuradas para que reabran “cuando detectan un obstáculo de 25 milímetros de ancho por 60 de alto” y sean “de una forma y rugosidad determinadas”. Un informe pericial precisa que la muñeca de la víctima mide 34 centímetros, muy por encima de los supuestos en que el resorte de seguridad salta. La defensa del acusado y la de quienes figuran como responsables civiles subsidiarios -TMB y la compañía de seguros- han sostenido que la mujer portaba un móvil, que pudo provocar que quedara aprisionada. La denunciante no ha recordado si llevaba el teléfono en la mano. La Fiscalía ha apreciado que, más allá de la posible temeridad de la viajera, la actuación del maquinista resultó “algo imprudente”. También ha catalogado de “defectuoso” el mecanismo de seguridad de las puertas de los vagones. La acusación ha cargado la responsabilidad en el conductor, al que ha culpado de arrancar demasiado rápido. También le ha reprochado que, dado que ha manifestado que le faltaba visibilidad, no bajara del tren para comprobar que no había riesgo antes de arrancar. 

En cambio, los letrados de la defensa han señalado que la insensatez la cometió a la denunciante al desatender la alarma de cierre de puertas, por lo que han cuestionado la compensación que solicita. De no absolverse al procesado, han pedido que se rebaje la condena por dilaciones en el proceso judicial.