Rodrygo se hunde con Ancelotti

El italiano lo utiliza para cubrir las posiciones ofensivas vacantes, pero no para que juegue en la posición en la que está más a gusto

El brasileño ha entrado en una espiral negativa en la que se cuestiona su potencial y su continuidad en el caso de que lleguen fichajes como Mbappé

Rodrygo: "En el Madrid tengo que hacer de 9 pero no me gusta mucho"

A Rodrygo no le gusta jugar de '9' en el Madrid / Perform

Alejandro Alcázar

Alejandro Alcázar

Rodrygo Goes ha entrado en una espiral negativa en este primer tercio de la temporada en el que se cuestiona su rendimiento. Sus estadísticas goleadoras están por los suelos, un gol en once partidos que le alejan de la efectividad de Bellingham (10), Joselu (5) o el propio Vinicius, que lleva tres en siete partidos. Rodrygo tiene un problema con Ancelotti, que lo utiliza de comodín ofensivo y le adjudica tareas que no encajan en su perfil. Necesita más apoyo y credibilidad del italiano para ponerlo donde mejor rinde como hace con otros jugadores.

Rodrygo es uno de los que ha alzado la voz para decir que no le gusta ocupar la posición donde le pone Ancelotti, de delantero centro. También lo han hecho Camavinga, Kroos o Tchouameni a los que ha puesto de lateral izquierdo, mediocentro o central, respectivamente. La diferencia es que Rodrygo repite de ariete más de lo que a él le gustaría, y le aleja de las bandas donde se siente más a gusto. Sobre todo de la izquierda, su posición natural, pero Vinicius le ha cerrado el paso con el beneplácito del italiano.

IMAGEN CONFORMISTA

Ancelotti tiene fe ciega en las posibilidades de Rodrygo, pero es de los pocos jugadores a los que no concede el beneficio de ponerlo en su hábitat natural. A cambio, le da libertad de movimientos por todo el frente de ataque salvo alternar la posición con Vinicius. Ancelotti lo marea durante los partidos, varía sus funciones sobre el campo dependiendo de cómo se desarrolle el encuentro y de lo que necesite el equipo. Eso acaba mareando y descolocando al brasileño, que se desfonda por cumplir las órdenes del técnico en un trabajo sordo que beneficia al colectivo, pero oscurece su potencial.

Rodrygo ha evolucionado desde que llegó al Madrid. Dejó patente su aportación en la consecución de la decimocuarta, o sus buenas actuaciones del pasado curso. Esta temporada las cosas se han torcido y empieza a ser señalado. Le queda mucho por crecer, pero Ancelotti no le ayuda en el aspecto individual. Además de gol, se le pide más presencia en la creación de jugadas y, sobre todo, más contundencia en el cuerpo a cuerpo en los que pierde más duelos que gana. Rodrygo proyecta una imagen conformista de sí mismo. No se queja, no se revuelve, no se enfada, no protesta… como hacen otros y eso minimiza sus esfuerzos.

El brasileño es ahora el eslabón débil del ataque madridista que le sitúa en una posición de desventaja para asegurar su sitio en el equipo. Sus flojas actuaciones le han puesto en el disparadero. Si fichan a Mbappé, con la llegada de Endrick y si se quedan con Joselu, se estrecha su espacio. Bellingham, Brahim y Güler ahogan aún más sus opciones. Tiene un valor de 100 millones de euros y que el United, Liverpool, City o Arsenal pujen por él no es buena noticia si su idea es triunfar en el Real Madrid.