El madridismo, indignado con Florentino por el caso Negreira

La afición merengue todavía está esperando a que el Real Madrid se defina oficialmente sobre el asunto y se deje de filtrar excusas

El presidente defiende sus estrategias 'políticas' que no interesan a una afición que mostró su enfado en el Clásico

Florentino Pérez no oficializa la postura del club sobre el caso Negreira

Florentino Pérez, en imagen de archivo / Efe

Alejandro Alcázar

Alejandro Alcázar

El Real Madrid es el único club de Primera División que no se ha definido por el ‘caso Negreira’. La afición mostró su descontento durante el Clásico de Copa, a diferencia del silencio del club, portando pancartas denunciando la situación, tirando billetes de 500 euros con la cara de Joan Laporta y gritando durante el partido contra una trama arbitral que salió a la luz tras las informaciones de Hacienda, en la que se demuestran que el Barcelona pagaba al vicepresidente del Comité Técnico de Árbitros de la Federación.

 “¡Corrupción en la Federación!”, se pudo leer en una pancarta que dio la vuelta al Santiago Bernabéu antes del Clásico y que luego coreó la grada. Fue la protesta respaldada por centenares de aficionados madridistas ante el silencio sepulcral del club. Una afición encendida con la situación que no compra la postura de Florentino Pérez de no expresar la misma indignación que ellos. Un presidente que se ha puesto de perfil hacia un club ‘amigo’ al que intenta ayudar en estos momentos difíciles provocados por esa crisis económica. El Real Madrid se ha limitado a filtrar excusas a través de los medios afines y sus propios soportes informativos.

‘GUERRAS’ QUE NO COMPARTEN

Los seguidores madridistas siguen esperando a que su club se defina oficialmente sobre lo sucedido. Ante ese silencio, el presidente empieza a ser señalado al ir por otro lado a lo que esperan sus aficionados. Sus estrategias políticas han dejado de interesar y empiezan a despertar un sentimiento de rechazo. La cruzada por la Superliga europea cansa a la parroquia blanca, que ve como perjudica la imagen del club contra el que se ha revuelto el mundo del fútbol en general. Son los éxitos deportivos los que están salvando su gestión para frenar esa antipatía que proyecta el Real Madrid hacia el exterior como impulsor de ese proyecto.

La afición quiere otra cosa, que su equipo gane y que su presidente se centre en invertir más tiempo en fortalecer la plantilla, objetivo en el que está fracasando en los últimos tiempos. La traición de Mbappé por exceso de confianza, que algunos ya señalan como una posición poco profesional al fiarse de la palabra del jugador sin firmar un compromiso. A eso se suma los descalabros en los fichajes de Hazard y Jovic, porque Alaba y Rudiger llegaron gratis y eligieron el Madrid por su historia y no por su capacidad económica. En definitiva, el madridismo está indignado con su presidente por el caso Negreira, y por centrarse en guerras que no comparten.