Las claves del desencuentro entre Isco y Solari

La relación entre Isco y Solari está rota

La relación entre Isco y Solari está rota / AFP

Francesc J. Gimeno

Francesc J. Gimeno

Isco Alarcón tiene pocas opciones de seguir en el Real Madrid. Su futuro está cada vez más claro, pese a que el centrocampista malagueño echa balones fuera cuando le plantean la cuestión. Ayer mismo aseguró ante los micrófonos de la cadena 'Cuatro' que "para nada me voy a ir. Estoy muy feliz". La realidad es muy diferente y, según desveló el diario 'ABC', todo es consecuencia del enfrentamiento que el jugador mantuvo con el segundo técnico madridista, Santiago Sánchez, al concluir el partido de Liga ante el Eibar.

Los problemas de Isco con Santiago Solari, entrenador madridista, empezaron aquel día. La relación entre ambos es inexistente a día de hoy y los dos están empeñados en no recomponerla. Y mientras tanto, el club madridista contempla la escena con preocupación, ya que Isco sigue siendo considerado un importante activo, pero empieza a asumir que el traspaso acabará siendo inevitable. Y no descarta vender al centrocampista en el mercado de invierno que se abre mañana.

relación rota

Isco y Solari no empezaron con buen pie cuando el hispano-argentino cogió las riendas del equipo en sustitución de Julen Lopetegui. El jugador se sintió ofendido cuando el técnico le pidió que cambiara su estilo de juego y se adaptara a su nueva propuesta futbolística. Solari apostó desde el primer momento por un fútbol mucho más vertical y por eso quería que Isco soltara antes el balón para no ralentizar los contragolpes.

A Isco no le sentó bien que su nuevo entrenador le pidiera que renunciara a su estilo. El malagueño siempre ha sido un jugador de conducciones largas y al que le gusta caracolear con el balón. Tampoco ayudó que nada más coger las riendas del equipo, Solari le dijera que no iba a jugar hasta que se pusiera en forma. Así que era inevitable que tarde o temprano ambos acabaran chocando. No tardaron. La espoleta que provocó el desencuentro entre ambos fue la derrota en el campo del Eibar.

pésima imagen

Aquel día el Real Madrid ofreció una pésima imagen y Solari decidió dar entrada a Isco con 3-0 en el marcador. Al malagueño le sentó mal y entendió la decisión del técnico como un castigo. Y fruto de su frustración no le dio la mano a Solari cuando éste se la tendió en el vestuario al concluir el encuentro. Pero la gota que colmó el vaso de la paciencia del hispano-argentino fue la discusión que el jugador mantuvo con su ayudante antes de regresar a Madrid aquel día. La reacción de Solari fue castigar públicamente al jugador enviándole a la grada en el partido contra la Roma. Desde entonces, ninguno de los dos ha escondido su falta de 'feeling'.

Tampoco ha ayudado a enderezar la situación que Isco no se esté entrenando con la intensidad necesaria, a juicio de Solari.

decepción

El jugador se ha convertido en la gran decepción de la temporada. Cumplió mal que bien hasta que pasó por el quirófano por culpa de una inoportuna apendicitis. Y regresó pasado de peso y fuera de forma. Solari lo mandó al banquillo y luego sucedió el incidente de Eibar. Desde entonces ha pasado a ser el último de la fila.

Su continuidad está en el aire y podría ser traspasado en verano si no reacciona. La directiva madridista ni siquiera descarta la opción de poner punto y final al problema vendiendo a Isco este mismo mes de enero. Su gran preocupación es que su suplencia esté disminuyendo su cotización.

Pese a todo, el centrocampista madridista echó balones fuera cuando le plantearon su posible salida del Santiago Bernabéu. Isco aterrizó ayer en Madrid después de haber disfrutado de las minivacaciones navideñas para volver a ponerse a las órdenes de Solari.

"Para nada me voy a ir. Estoy muy feliz", declaró a 'Cuatro'. Y reiteró que no tiene intención de cambiar de aires. "Claro que quiero continuar en el Real Madrid para seguir ganando títulos", afirmó nada más aterrizar en el aeropuerto Adolfo Suárez de Madrid. Y cuando le preguntaron su mantenía la ilusión, contestó diciendo que "siempre".