Memphis Depay, la gran ruina del Manchester United

Tiene los días contados. La decepcionante etapa de Memphis Depay en Manchester parece haber llegado a su fin. A su nula aportación en la segunda mitad de la última campaña de la ‘era Van Gaal’ y el ostracismo vivido con José Mourinho se le une un nuevo episodio extradeportivo que ha acabado por condenar sus escasas opciones de labrarse un hueco entre los elegidos del técnico portugués.

La exclusiva la lanzó el jueves ‘The Sun’ al publicar unas imágenes del extremo holandés fumando una cachimba en un bar de Rotterdam.  Memphis, que apenas acumula este curso 134 minutos entre todas las competiciones, habría cavado así su propia tumba como ‘red devil’ a ojos de un Mourinho que desde principios de temporada ha reservado un rol tomamente residual para el ex del PSV.

A diferencia de otras operaciones de tiempos recientes, el negocio del United con Memphis está llamado a ser de los más lamentables que se recuerdan en Old Trafford.

A diferencia de casos como los de Ángel Di María, con el que se recuperó gran parte del montante económico invertido, o de Radamel Falcao, con el que no hubo que lamentar males mayores una vez finalizada su decepcionante cesión, el caso de Depay ha hecho saltar las alarmas debido a que el United empieza a asumir que será muy difícil que ningún club que muestre interés por el holandés se acerque mínimamente a los 34 millones de euros que abonó al PSV en el verano de 2015.

Su caso solo encuentra réplica en otro jugador de la plantilla, Marouane Fellaini, cuyo rendimiento como ‘red devil’ también ha dejado bastante que desear, pese al empecinamiento de Van Gaal y Mourinho en concederle segundas oportunidades debido a su tesón y entrega.

Si bien el luso se ha encargado de frenar posibles salidas en enero como las de Martial, Rashford o el propio Fellaini, todo apunta a que dará vía libre a Memphis para cambiar de aires.

Ya ha trascendido el interés de varios clubs como Sevilla, Oporto o Everton. Ronald Koeman, de hecho, no se ha cansado de piropear a su compatriota en sus horas más bajas. Con 22 años, Depay afronta un punto de inflexión decisivo... y no lo hará en Manchester.