Llorente se reivindica a lo grande

Llorente marcó los dos goles que sentenciaron una remontada épica del Swansea

Llorente marcó los dos goles que sentenciaron una remontada épica del Swansea / sport

Brian Owen

Fernando Llorente, tres semanas después de ser señalado por un mito como Alan Shearer, mutó de villano a héroe en Swansea y silenció todas las críticas.

El delantero navarro, cuya figura ha sido muy criticada desde que comenzó la temporada y de quien se dudaba su permanencia en el equipo galés tras la llegada de Bob Bradley al banquillo, marcó los dos goles con los que el Swansea convirtió una derrota en victoria durante el tiempo añadido.

Como si de la final de la Champions de 1999 se tratase, el Swansea llegó al minuto 90 perdiendo y alcanzó la victoria en el 93, con dos goles que provocaron el delirio entre la hinchada del Liberty Stadium.

Llorente fue, junto a Leroy Lita, el gigantesco protagonista de la tarde. Entrando en el campo en el minuto 66 con 1-1 en el marcador, su primera intervención fue un remate de cabeza que, salvado bajo palos por Yohan Cabaye, remachó a la red Fer. Dos minutos después el propio delantero holandés puso el 3-1 que pareció sentenciar el duelo...

Criticado con dureza, pasó de villano a héroe marcando los dos goles decisivos en tiempo añadido

Pero en otro mínimo espacio de tiempo revolucionado el Palace remontó sorprendentemente el marcador. Acortó distancias Tomkins en el minuto 75 para igualar con un autogol de Cork en el 82 y poner Benteke el 3-4 dos minutos después, provocando el desespero de un Swansea derrumbado, pero que no se rindió.

Atacando con todo, en tiempo añadido llegó la locura: en el minuto 91 Llorente desvió lo justo un disparo de Sigurdsson en el 93, tras tocar el balón con la cabeza hacia el centro Taylor se adelantó a Tomkins en el área pequeña para remachar el 5-4 entre la locura generalizada.

Autor de un solo gol en los diez partidos anteriores que jugó con el Swansea, el navarro llegó a ser relacionado con un traspaso al Nápoles en enero mientras se repetían las críticas. En media hora mágica (el partido se alargó nueve minutos) se convirtió en héroe.