Entrevista | Pol Makuri Trail runner y esquiador de fondo

“Mi forma de ver el mundo es que para mí es un privilegio tener la discapacidad como compañera de vida”

Pol Makuri es un esquiador de fondo y trail runner, pero sobre todo es un amante del deporte y de la montaña con ganas de superar las dificultades, sin quejarse, y de disfrutar de cada reto deportivo 

Pol Makuri en una carrera por montaña del circuito de las Golden Trail World Series

Pol Makuri en una carrera por montaña del circuito de las Golden Trail World Series / ©Pol Makuri

Enric Arqués

Muchos de los apasionados de este deporte tan maravilloso como es el trail running que se han plantado en la salida de alguna de las pruebas destacadas habrán visto a Pol Makuri (La Paz, 1991) preparado con su bastón y su sonrisa. Cuando hablas con Makuri, notas enseguida su naturalidad a la hora de explicar la diversidad funcional que tiene desde nacimiento. Además, transmite positividad, sin huir de la realidad que supone convivir con ello. En esta conversación nos cuenta su trayectoria deportiva y sus próximos objetivos deportivos. Quien quiera saber más sobre él puede ver este documental producido por Salomon Spain. 

Naciste en La Paz, Bolivia, porque tus padres que son catalanes trabajaban ahí como cooperantes, pero a los nueve meses volvieron a Catalunya... 

Sí, realmente cuando yo tenía nueve meses vinimos a Catalunya y no he vuelto a viajar ahí. Sí que tengo muchas ganas de ir y conocer el país donde nací, pero quiero ir sin preocupaciones de entrenamientos y sin pensar en alguna carrera. Entonces, me guardo esta opción para cuando deje la alta competición en casa y pueda hacer un viaje de montaña sin las preocupaciones del día a día a nivel deportivo.  

¿Te sientes cómodo si te presentan como un deportista con diversidad funcional? Para los que no sepan que es, explícanos de que se trata... 

Nací con una hemiparesia en la parte derecha que me acompaña desde toda la vida. Soy una persona que siempre lo he vivido de una forma amena, como si no la tuviera. Es cierto que mis padres y la sociedad que me ha rodeado lo ha hecho posible, incluso te diría que hasta que no quise entrar en el mundo del esquí de fondo, solo conocía a dos personas con diversidad funcional. Esto fue a los 20 años y te hace pensar que durante 20 años de tu vida has hecho una vida completamente inclusiva, teniendo una discapacidad y has sido tú quien ha querido entrar en ese mundo.  

Esto siempre lo destacas de manera positiva... 

Es un hecho que he agradecido siempre muchísimo, porque me ha permitido conocer una realidad muy distinta a la que estaba acostumbrado. Pero es una realidad que la podemos tener al lado de casa. He podido vivir la discapacidad en primera persona y he conocido historias de superación impresionantes, como heridos de guerra, afectados por Chernóbil, accidentes de moto, de coche o laborales, incluso con discapacidades de nacimiento como yo. Soy una persona con una discapacidad que me acompaña toda la vida, la tuve de nacimiento y no es por accidente. Mi forma de ver el mundo es que para mí es un privilegio tenerla como compañera de vida.  

Tu primer vínculo con el deporte fue con el esquí de fondo cuando eras un niño... 

Mis padres siempre han sido unos apasionados de la montaña. En verano hacíamos mucha montaña y en invierno mi padre, cuando era más joven, siempre hacía esquí de fondo y nos lo quiso inculcar a la familia. En invierno, como era un deporte muy familiar, empezamos este deporte y estuvimos muchísimos años yendo en familia a esquiar los fines de semanas. Y después, mi amor por la montaña y de querer estar muchas más horas en el monte, hicieron que tarde o temprano entrará en el mundo competitivo del esquí de fondo. Me cambié en este caso al esquí de fondo, pero ni mucho menos para entrar en el mundo competitivo. Simplemente, era mejorar a nivel técnico para disfrutar más de un deporte que me había acompañado toda mi vida. Lo que pasó es que conocí una persona con diversidad funcional, la hemiparesia, y me contó que fue a una Copa del Mundo. Y ese momento me dije: “Si tú has ido, yo puedo ir”. Y a partir de ahí empezó toda mi trayectoria deportiva. Es cierto que me tuve que buscar la vida, porque en aquel entonces no había ningún entrenador, atleta ni club relacionados con el esquí de fondo y me tocó empezar un proyecto desde cero a nivel estatal. He disfrutado muchísimo, pero también con muchas caídas y piedras en el camino hasta llegar a unos Juegos Paralímpicos. 

Y puedes explicar con orgullo que has participado en unos Juegos Paralímpicos, en Beijing 2022. ¿Como fue la experiencia? 

Realmente, fue una experiencia espectacular, entré dentro de una nube y el Pol que conocía de 31 años no había conocido nunca esa situación. Y te diría que aún no he asumido todo lo que viví en Beijing 2022. Y supongo que hasta Italia Milano Cortina 2026, el cuerpo no será consciente de lo que realmente hice. Y lo curioso es que mi trayectoria deportiva de esquí de fondo empezó cuando jugaba a hockey en un equipo ordinario y hubo un momento, al ser el hockey un deporte de equipo y de mucho impacto, en el que mi cuerpo ya no daba más de sí.  

¿Y el salto al trail running cuando llegó? 

Realmente siempre empecé los dos deportes más o menos en las mismas fechas, lo que pasa es que el trail running siempre era un deporte secundario, como pretemporada para llegar en invierno mucho más preparado y centrado. También porque separaba temporadas de modo que el cuerpo lo agradecía muchísimo, pero me he centrado en el trail running simplemente porque llevo 12 años trabajando para ir a unos Juegos Paralímpicos. Eres consciente de que tu discapacidad es muy compleja a nivel deportivo y que es muy complicado llegar a unos siguientes JJ.OO. Tienes que hacer un cambio de chip y ver que es capaz el cuerpo de regalarnos en el trail running. 

En trail running ya has competido en pruebas de renombre como Buff Epic Trail, Comapedrosa Skyrace, Olla de Núria o carreras de las Golden Trail World Series como la mítica Zegama – Aizkorri. ¿Sientes que te tratan de manera paternalista o al contrario? 

Me he sentido super bien y de una forma muy inclusiva. Me he sentido como uno más, nadie ha dudado en mi manera de correr ni me han impuesto unas trabas para competir en alguna prueba internacional como las Golden, Zegama o Comapedrosa. Y nadie me ha cerrado las puertas. Lo que ha sido curioso es observar cómo reaccionaba la gente para bien al hecho de que compitiera. Pero, sí que había gente que el simple hecho de ir cojo se sorprendían y hacían algunos kilómetros contigo para observar a ver qué pasaba con ese atleta con una discapacidad y como se movía en terrenos de subida, de bajada y técnico. Y eso ha sido parte del aprendizaje y del camino. Y ha sido brutal, porque de alguna forma pienso que ha sido una manera de transmitir unos valores.  

¿En tus objetivos futuros tienes en mente correr en Chamonix? 

Sí, pienso que ahora el único circuito internacional que me queda es el de UTMB y, ahora, sí que estoy pensando en entrenar dentro del circuito. Por lo que tengo entendido están haciendo un reglamento paralímpico para atletas con discapacidad que lo están acabando de hacer. La idea es saber qué criterios de selección tienen o cuáles piden para intentar disponer de un dorsal o plantearse un tipo de carrera u otro dependiendo de los criterios de selección. 

Tu próximo reto es hacer la Oman Desert Marathon, una prueba por etapas de 165 km. ¡Menudo cambio, de la nieve inicial al desierto! 

Es un cambio muy heavy, pero Albert Jorquera me lo planteó hace muchos meses y pienso que son oportunidades que no se pueden perder. Estoy en un momento deportivo en el cual el cuerpo está entrenando mucho y está en su mejor momento. El 2023 ha sido una temporada centrada solo en el trail running y llega el momento de plantearse un reto de estas dimensiones en un terreno en el que no he corrido, salvo algunos entrenos en casa en arena. Pero pienso que es genial poder estar ahí y ver de qué es capaz el cuerpo de ofrecernos o analizarlo en estas situaciones para sacar conclusiones o análisis muy potentes.