Xavi tenía que haber llegado mucho antes

Joan Laporta y Xavi abrazándose

Joan Laporta y Xavi abrazándose / @JoanLaportaFCB

Lluís Mascaró

Lluís Mascaró

Xavi lleva 20 partidos al frente del Barça. Desde su debut el 20 de noviembre ante el Espanyol, han pasado 102 días en los que ha demostrado que es el entrenador ideal para la construcción de un nuevo proyecto. Más allá de los resultados, lo realmente trascendente es la resurrección de un equipo moribundo después de tantas derrotas y tantos fracasos. El Barça vuelve a ser competitivo gracias al trabajo de su técnico, que ha recuperado el estilo, ha mejorado el rendimiento de todos sus jugadores y ha insuflado ilusión a los culés. En este trayecto, lamentablemente, se han perdido la Champions (no pudo salvar el desastre protagonizado en la era Koeman), la Supercopa de España (con una ‘dulce derrota’ ante el Madrid) y la Copa (con un penalti en la prórroga frente al Athletic). Son efectos colaterales del largo camino hacia el éxito. Porque nadie puede poner en duda la brutal transformación que ha sufrido el Barça en estos tres meses y medio.

El equipo triste y perdedor ha dado paso a un conjunto competitivo y reconocible. Un equipo que aspira seriamente a ganar la Europa League y que cada vez tiene más cerca su objetivo de quedar entre los cuatro primeros de la Liga. En la competición española ha protagonizado una racha de 10 partidos invicto (su última derrota fue el 4 de diciembre ante el Betis) y ha logrado tres goleadas (Atlético, Valencia y Athletic) en sus últimos cuatro encuentros. El balance es tan espectacular como esperanzador. Sobre todo porque la sensación que transmite el conjunto blaugrana es de crecimiento constante. Algo en lo que también tiene mucho que ver el excelente rendimiento de los tres atacantes fichados en el mercado de invierno: Ferran Torres, Adama y Aubameyang. El nuevo tridente blaugrana ha marcado ya 7 goles y ha dado 7 asistencias. Una aportación vital. 

Visto el significativo cambio de rumbo que ha tomado el Barça desde la llegada de Xavi, muchos se preguntan ahora por qué su incorporación se hizo tan tarde. Se desperdiciaron casi cuatro meses con un Koeman sin credibilidad que estaba sentenciado desde mayo. El héroe de Wembley había perdido el control del vestuario y se había instalado en la queja como argumento para defenderse ante las derrotas. No tenía ningún sentido prolongar una agonía que perjudicó tanto al entrenador como al club. Fue un tremendo error de estrategia que ha retrasado la resurrección del Barça. Pero que ha servido para valorar el potencial de Xavi como líder del futuro.