Xavi, entre la mano dura y la realidad del Barça

Xavi, en un entrenamiento del Barça

Xavi, en un entrenamiento del Barça / FC BARCELONA

Joan Mª Batlle

Joan Mª Batlle

Entramos en 2024, el año en el que Xavi debe demostrar que sabe a lo que quiere que juegue su Barça, el año que tenemos que ver, y eso desde el primer día, cómo los jugadores corren como animales, el año que el Barça tiene que volver a ser un grande de Europa y que estaría bien que volviera a ganar la Liga. El año, en definitiva, que el Barça debe recuperar estilo de juego y competitividad, que en estos momentos están en duda.

Xavi acabó el año prometiéndonos un punto de inflexión y mano dura en el vestuario para remontar el vuelo, algo así como que a partir de ahora jugarán los que estén en mejor forma y muestren mejor actitud... vamos, lo que debería ser y que un día tendría que explicar porqué no lo es.

Veremos hasta dónde llega el látigo de Xavi. Estos no son tiempos para "Místers Mármoles" y "Sargentos de Hierro" de otras épocas; hoy  a los futbolistas hay que llevarles con mano izquierda, no es que se haya perdido la autoridad, pero sí que ha cambiado el concepto cuando la mitad de la plantilla gana más dinero que el que les manda. No creo que a los jugadores les haya gustado que el entrenador anuncie mano dura. Estas cosas no se anuncian, se ejecutan. En todo caso, no hay mano dura sin la complicidad del presidente.

¿La tiene Xavi? Mejor que no tenga que comprobarlo, que Lewandowski, Gūndogan y Koundé, por poner solo tres nombres, recuperen de inmediato su mejor versión. Si es así, no hay nada perdido y puede que 2024 sea un buen año. Si no, dudo que Xavi lo acabe en el banquillo del Barça.