Xavi y el balón

La temporada ha comenzado convulsa con el arbitraje de César Soto en Getafe, muy permisivo con el otro fútbol de Bordalás, el no penaltI a Araujo y las expulsiones de Raphinha y Xavi. 

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El entrenador, en la rueda de prensa, se alargó en sus explicaciones sobre las últimas reuniones con el colectivo. Ha habido tanto ruido que el colegiado del Barça-Cadiz, Alejandro Muñiz, tuvo que lidiar con la sobreexcitación de los jugadores azulgrana hasta amonestar a Ter Stegen, Gavi y Pedri, todos por protestar. Con todo el respeto del mundo y más allá de lo mal que suenan las quejas de los poderosos, es evidente que las equivocaciones de los árbitros alteran el ánimO, pero como el club ya tiene sus mecanismos es absolutamente necesario que el vestuario se centre solo en el balón y en aquello que le puede ayudar a revalidar el título de Liga y a pelear en Europa.

Y planteamos la cuestión porque solo a través de una evidente mejora del fútbol de ataque el Barcelona va a poder aspirar a todo. Estamos en agosto y, como consecuencia lógica, lejos de las mejores versiones de los jugadores, pero en dos jornadas todos hemos observado el primero de los antídotos que los equipos rivales han preparado: las defensas muy pobladas y muy cerca de sus porteros que eliminan los espacios para atacar. Sin goles en Getafe y con extremo sufrimiento ante el Cádiz, empezar a saber atacar bloques tan bajos se antoja fundamental para el presente y el futuro del equipo.

Es muy interesante escuchar a Xavi Hernández cuando habla de fútbol. Tras el 2 a 0 del domingo se fijó en su ataque, en el posicionamiento y en la poca paciencia y mucha ansiedad de sus jugadores ante el mal resultado. Y aunque no es momento para estar frescos en el uno contra uno sí lo es para empezar a ajustar los mecanismos que abran el campo, para insistir en el rosario de movimientos por dentro que permitan la profundidad del juego para crear espacios -ya sea para recibir el balón o para provocar una entrada desde la segunda linea-, para acelerar la circulación del balón, para atender a una mejor lectura colectiva de los extremos, los interiores, el 9, los laterales, etc.

Hay que trabajar mucho, estudiar en la pizarra, transmitir bien, repetir y repetir los movimientos hasta que salgan, apelar a la calidad y profesionalidad de los futbolistas. Y mucha meritocracia: que juegue quien se lo merezca, quien lo entienda, quien sea capaz de pensar en el equipo más que en él.

Conclusión: para los árbitros ya está el club; la misión de Xavi debe ser desactivar pronto la sensación general de que el Barça queda desactivado por el rival solamente con orden y acumulación de efectivos en defensa.