Opinión

Un triunfo para la autoestima y la lucidez

Fermin celebra el primer gol del Barcelona - Nápoles

Fermin celebra el primer gol del Barcelona - Nápoles / Javi Ferrándiz

La victoria contra el Nápoles y el acceso a los cuartos de final de la Liga de Campeones es un alivio económico y deportivo para el FC Barcelona, sin duda. Era un triunfo vital. “El partido más importante de la temporada”, dijeron Xavi i Ter Stegen.

Sin embargo, este triunfo no mejorará de golpe ni la salud general del club, ni elevará el estado anímico de un barcelonismo que es consciente del momento por el que atraviesa. Tampoco la derrota hubiera agravado mucho más los males que padece. Porque una vez evaporada la espuma de la euforia (o la depresión), quedaría la realidad del club. Es significativo que se considere de éxito acceder a los cuartos de final.

Sobretodo porque es cierto. Pero entonces, ¿por qué el club persiste en presupuestar el acceso a los cuartos de final como mínimo? O es un objetivo de mínimos, o es un éxito. Las dos cosas a la vez, no pueden ser. El club debe abandonar el auto-engaño en el que insiste en vivir. También buena parte del barcelonismo, tanto el sociológico como el profesional. El triunfo solo será vital si el club sabe administrarlo con inteligencia y humildad. En lo deportivo, hay que agarrarse a lo que se considera ahora mismo un impossible.

Pero la plantilla tiene calidad y jugadores con experiencia suficiente como para poder vencer a cualquier rival, aunque a lo largo de la temporada se haya mostrado frágil y su desempeño nos lleve a esperar lo peor. La victoria contra el Nápoles, más que para recuperar el prestigio, debe ayudarles a recuperar autoestima. Y en lo económico y lo institucional, debería dar serenidad y aportar lucidez.