Toma el dinero y corre

Xavi Hernández, de espaldas, junto a su staff y la plantilla del Barça en Arabia Saudí

Xavi Hernández, de espaldas, junto a su staff y la plantilla del Barça en Arabia Saudí / VALENTÍ ENRICH

Carles Sans

Carles Sans

Nietzsche dijo: “No hay nada más hipócrita que la eliminación de la hipocresía”. Y Groucho Marx añadió: “Tengo estos principios y, si no le gustan, tengo otros”. Dos “filósofos” que coinciden con mi opinión respecto a la participación del FC Barcelona en la competición de la Supercopa de España en Arabia Saudí. 

Son bastantes los que consideran una hipocresía que un club que se ha llenado la boca durante tantos años con los valores no tenga reparos en aceptar el dinero de los árabes para participar en una Supercopa. Muchos se preguntan qué hace celebrándose en un país de Oriente próximo, un país qué además tiene un régimen totalitario con ideas retrógradas y que, por tanto, ignora los derechos humanos. 

No hay que olvidar que vivimos en una sociedad en la que la hipocresía rellena cada uno de los resquicios de nuestra debilidad humana. España es el séptimo país exportador de armas que las vende, también, a Oriente Próximo. Tuvimos un rey involucrado en el caso del AVE a La Meca; el Manchester City y nuestro admirado Girona tienen como propietario al jeque de los Emiratos Árabes, sospechoso, por cierto, de mantener oscuros vínculos con Rusia. Y así podríamos ir sacando ropa sucia con la que acusar a todos aquellos que gozan de vinculaciones económicas con países de muy dudosa reputación democrática. Pero casi nadie dice nada. Y de entre los que dicen, existe también cierto postureo hipócrita en sus exaltadas declaraciones.

El Barça tiene un dilema. Hace pocos días el club y su Fundación pusieron en marcha una campaña global con el lema “La camiseta con más historia”. En paralelo a este lavado de imagen, la institución acepta participar en la Supercopa, seguramente porque nos garantizan seis millones de euros. ¿Qué debe hacer ante tal circunstancia un club arruinado y al mismo tiempo comprometido con los derechos humanos? ¿Tomar el dinero y correr? El dilema está servido y la hipocresía lo envuelve.