Opinión

Entre señores y esclavos

En primer lugar y por aquello de las jerarquías, le deseo al presidente, salud, sobre todo salud

Rueda de prensa de Xavi Hernández

Rueda de prensa de Xavi Hernández / EFE

Me dispongo a escribir la CONTRA de cada semana y me doy cuenta que, en realidad, nada destacable ha pasado últimamente en Can Barça.

La paz y la magia de la Navidad parecen haber cubierto con su sagrado manto todo cuanto creaba ruido y crispación dando paso a unos días de comunión y distensión tan importantes como deseables para encarar con cierta cordura lo que se nos viene por delante.

Imagino que, con el nuevo año, muchos proyectarán deseos haciendo propios los afanes más sanos, más lindos o, por qué no, más difíciles o ambiciosos, e inmerso en esta realidad yo, como ustedes, no seré una excepción. Y como sucede en la vida real año tras año, casi todo cuanto nos proponemos con el cambio de calendario acaba en saco roto, pero no por ello dejamos de trazar, de dibujar o de anhelar. No, sé perfectamente que con los augurios del nuevo año nada suele variar, como también sé que nos deleita y reconforta repartir deseos de dicha y felicidad a nuestro alrededor como si fuésemos fascinantes conseguidores de ilusiones salidos de las páginas de un cuento de los hermanos Grimm.

En primer lugar y por aquello de las jerarquías, le deseo al presidente, salud, sobre todo salud. Se ha empeñado, obstinado él, en aguantar el pesadísimo velamen de la nave azulgrana prácticamente solo y aunque yo pediría la mágica aparición de un director general de máximo nivel para hacer turnos en las ceñidas de ese complicado timón, como sé que no me escuchará, espero que el destino le depare la fuerza y vitalidad necesaria para llegar a puerto consciente de antemano que nada ni nadie va a conseguir influir en él, ni tan siquiera los más sensuales cantos de sirena.

Al entrenador le deseo firmeza y amplitud de miras. Atesora y conoce como nadie el futbol que desea practicar, y a diferencia del “presi” que debería escuchar más a algunos, a Xavi le recomiendo que se abstraiga y deje de escuchar, de seguir, de ver y hasta de leer al famoso entorno y se parapete de opiniones que a veces erosionan y siempre afectan más de lo deseable.

Y a los jugadores, solo les deseo profesionalidad. Ellos (con nosotros los aficionados), son realmente el Barça. Me gustaría que fueran conscientes del regalo que el destino les ha confiado. Son buenos, muy buenos. Son fuertes, muy fuertes. Pero incluso el corredor más rápido, el saltador más ágil y el atleta más dotado requiere siempre y sin excepción de todo su empeño y esfuerzo para ser el elegido para la gloria.

Y a veces me pregunto si algunos de esos jugadores son conscientes que, de su sacrificio, somos todos en realidad, esclavos.

Solo su sudor será su victoria, y ésta, nuestra libertad.

Feliz 2024