Samaranch trajo la Fórmula 1... y el PP se la lleva a Madrid

GP Montmelo

GP Montmelo / EFE

J.Mª Casanovas

J.Mª Casanovas

La política gana, el deporte pierde. Madrid avanza y Barcelona retrocede. Para entender las razones por las cuales Montmeló va a perder la Fórmula 1 en favor de Madrid, hay que hacer un poco de historia. Durante siete años, desde 1968 hasta 1975, la celebración del Gran Premio de España se celebró de forma alternativa entre el circuito del Jarama y Montjuich.

Hasta que en 1975 un grave accidente en el circuito urbano barcelonés provocó que la FIA, por motivos de seguridad, descartara este escenario para carreras internacionales igual que sucedió con el Jarama a partir de 1981. Durante tres años, la F1 no visitó España hasta que en 1986 el nuevo circuito de Jerez tomó el revelo hasta 1990.

Catalunya construyó el circuito de Montmeló que fue inaugurado en 1991. Albergar la F1 era la máxima ambición y el presidente del RACC, Sebastia Salvado, pidió ayuda a Samaranch para entrar de inmediato en el gran circo.

El presidente del CIO, que había conseguido para Barcelona en 1986 los Juegos del 92, fue también el artífice de que la Fórmula 1 volviera a Cataluña un año antes de las Olimpiadas gracias a su gran amistad con el entonces jefe supremo de la Formula 1, Bernie Ecclestone.

En los últimos años las cosas han cambiado mucho en la Fórmula 1 y en la FIA. El fondo de inversión americano, Liberty Media, es el propietario de los Grandes Premios y Ben Sulayem, ciudadano del Emirato de Dubai, sucedió a Jean Todt al frente del automovilismo mundial el 2021.

El RACC ha perdido fuerza y el RACE ha conseguido que su presidente, Carmelo Sanz de Barros, se convierta en presidente del senado de la FIA y el presidente de la española, Manuel Aviño, pase a ser vicepresidente de la Internacional. A partir de aquí, el sueño de Madrid de recuperar la F1 se puso en marcha.

Se ganaron la confianza de Liberty haciendo una exhibición de F1 por las calles de Madrid y una exposición de la historia del campeonato en Ifema. Por arriba, las fuerzas políticas del PP reman a favor ya que el alcalde Almeida y la presidenta Ayuso apoyan a fondo la iniciativa mientras que la Fórmula 1 no olvida los años que Colau despreció el Gran Premio negando cualquier apoyo.

Así se explica el cambio de papeles. Liberty apuesta por un proyecto de circuito urbano en Madrid y Barcelona queda relegada. Madrid quiere convertirse en una capital mundial del entretenimiento y no regatea medios ni esfuerzos. Plantean una organización con capital privado y ayudas institucionales.

Llevan dos años trabajando en un proyecto que sigue la línea de los Grandes Premio de Miami y Las Vegas donde deporte y espectáculo triunfan de la mano. Duele reconocerlo, pero Montmeló ha perdido el tren. No vieron la jugada política que preparaba Madrid y ahora es difícil reaccionar.