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¡Riqui, lo tuyo sí que tiene mérito!

Riqui Puig, clave ante la Real Sociedad

Riqui Puig, clave ante la Real Sociedad / EFE.

Alex Corretja

Alex Corretja

Para cualquier deportista, lo más importante es jugar y coger confianza en sí mismo. Por eso me gustó que Riqui Puig tomase la responsabilidad de lanzar el penalti decisivo. Hay que tener una personalidad y un carácter muy especial para pedir, sin titubear, ser el quinto jugador en lanzar una pena máxima en la tanda de penaltis que puede llevar a tu equipo a la primera final de la temporada. Si a eso le sumas, que vienes jugando poco, que se habla de ti constantemente (no siempre para bien), que el entrenador te da pocos minutos y encima, tan solo tienes veintiún años, el mérito, en mi opinión, es incalculable. Riqui Puig mide 169 centímetros y no llega a los 60 kilos de peso, pero está convencido de que puede triunfar en el club de sus amores, el FC Barcelona. Salir de la cantera del club de tus sueños y llegar a jugar en el primer equipo, debe ser un privilegio infinito para cualquier futbolista. Y no me puedo llegar ni a imaginar, lo que debe ser si al final acabas siendo un referente para sus seguidores. En el caso concreto del club blaugrana, vienes con un ADN o una forma de jugar muy particular, un sistema táctico al que no todo el mundo es capaz de adaptarse y que incluso se está poniendo en entredicho. 

Una cosa que siempre me ha llamado mucho la atención es: ¿Cómo puede ser que en un deporte tan exigente y con tanta presión como el fútbol se trabaje tan poco el aspecto emocional de los futbolistas? He tenido la fortuna de hablar con muchísimos jugadores, entrenadores y miembros del cuerpo técnico de diferentes categorías e incluso de otros países, y siempre me han dicho que ese tema no lo tocaban dentro del club, siendo en muchas ocasiones los propios jugadores los que buscan ayuda externa para aprender a gestionar ese tipo de situaciones tan difíciles de saber llevar. Me consta que varios clubes ya están avanzando muchísimo en ese terreno, pero creo que todavía les queda  margen de mejora. 

En el caso de Riqui, como cientos de futbolistas antes, creo que hay que tener especial atención. Los jugadores de la casa sienten los colores como nadie, han crecido yendo al Camp Nou con sus padres y saben perfectamente lo que significa jugar en ese estadio, pero también tienen muy claro lo dura y exigente que puede llegar a ser la grada cuando las cosas no van como a ellos les gustaría. No es lo mismo que un fichaje, que por más que le encante jugar en el Barca, le costará mucho más entender el sentimiento culé que a los canteranos que lo llevan impregnado en su sangre desde bien jovencitos. 

En muchos casos han pasado por casi todas las categorías inferiores y por eso, imaginarse jugando delante de cien mil personas es algo que tienen muy asimilado, aunque luego hay que saberlo gestionar, digerir y estar a la altura. Y más, cuando a veces juegas unos minutos, otras incluso bajan al Barca B de nuevo para que encuentres el ritmo que no te pueden dar en el primer equipo (no es el caso de Puig ahora), después no vas convocado, otras juegas los cinco últimos minutos, etc, etc. Todo eso es un mejunje mental del que muy pocos elegidos son capaces de salir triunfadores de semejante exigencia mental y física también.

Riqui Puig parece que tiene muy claro que será uno de ellos en el futuro del Barça. Ojalá que sea así. Los valientes que nunca arrojan la toalla, como él mismo dijo el otro día, siempre en mi equipo.

CUALQUIER TÍTULO ES IMPORTANTE

Levantar trofeos siempre te da confianza sin importar la categoría que tengan. Aunque no sea el más importante, siempre suma. El Barça y el Athletic Club tienen mañana la posibilidad de lograr el primero de este 2021. Para los jugadores y para los entrenadores es clave conseguirlo en una época como la que estamos viviendo. Ganar un título siempre da buen rollo. Igual no cambia en nada la temporada, pero la dinámica de grupo y las sensaciones te pueden dirigir hacia un lugar con más energía positiva. Puede ser una forma de conectar de nuevo.

¡EL CIRCUITO PROFESIONAL HA VUELTO A LAS PISTAS!

Esta semana se ha dado el pistoletazo de salida a la temporada tenística 2021 en diferentes países del mundo (algo inusual en esta época del año) y ha arrancado con éxitos para jugadores con un gran futuro por delante como Alex de Miñaur, que ha logrado el título en Antalya; Hubert Hurkacz, que hizo lo propio en Delray Beach y Aryna Sabalenka, que se proclamó campeona en Abu Dhabi. Y, asimismo, se han llevado a cabo unas históricas fases previas del Open de Australia. Por primera vez se han disputado fuera del territorio ‘aussie’, en concreto, en las ciudades de Dubái y Doha.