Valverde asume un riesgo totalmente gratuito

Así fue la 'delicatessen' de Arturo Vidal ante el Rayo

 Arturo Vidal se sacó un taconazo de la manga para jugar el balón desde atrás. El chileno completó un partido muy sólido ante el Rayo Vallecano / LALIGA

Pichi Alonso

Pichi Alonso

Más que ganar tres puntos, lo que hizo ayer el Barça fue sacarse de encima un partido, en un ejercicio de la ley del mínimo esfuerzo en versión radical. De manera sorprendente, Valverde hizo menos rotaciones de las previstas con un once en el que había titulares tan indiscutibles como Messi, Suárez, Piqué, Busquets o Alba. La presencia inesperada de tantas estrellas provocó un efecto contrario al deseado porque el equipo salió al campo convencido de que, efectivamente, el partido acabaría cayendo como fruta madura: el Rayo se dio cuenta del ritmo bajo del equipo y fruto de su empeño se adelantó en el marcador. Pero fue solamente un efecto óptico, porque lo único que tenía que suceder es que el Barça se concentrara unos pocos instantes a lo largo de 90 minutos. Bastó un centro de Messi y un remate de Piqué, un penalti bien forzado por Semedo, y un par de contraataques bien trenzados, uno de los cuales marcó Suárez. A penas hubo nada más reseñable porque lo único que quería el Barça es que el tiempo corriera y el encuentro se muriera de inanición. La noticia la dio Dembélé, que entró en la segunda parte, y terminó tocado. Con tantas estrellas Valverde jugó con fuego y acabó quemándose: el francés se retiró con molestias y su presencia ante el Olympique peligra seriamente. La pregunta es: ¿hacía falta alinear a tantos titulares? ¿Era necesario asumir este riesgo a cuatro días del partido más importante de la temporada? Le tocó a Dembélé pero podría haber sido cualquier otro. Y lo que es más grave: Boateng ni siquiera estaba convocado cuando se le fichó únicamente para descargar a los titulares en partidos como el de ayer y evitar lesiones como las de Dembélé. Un riesgo totalmente gratuito.

A PIQUÉ SE LE QUEDA PEQUEÑO EL PUESTO DE CENTRAL.

Ni siquiera un partido tan apático como el de ayer es capaz de disimular el estado pletórico en el que se encuentra Gerard Piqué, al que le quedan pequeños los asuntos propios de un mero central. Ayer se ocupó de empatar el partido, la sensación es que en cualquier momento podría encargarse de cualquier otra cosa. Gerard va tan sobrado como uno de estos alumnos superdotados que sacan matrículas de honor y se pasan media clase mirando por la ventana. Habrá que encontrar nuevos estímulos para evitar que se aburra.

LA INVERSIÓN DE VALVERDE CON COUTINHO SIGUE SIN RETORNAR NADA.

Pues bien: en el otro extremo, ni siquiera un partido tan apático como el de ayer pudo disimular el abúlico estado de Coutinho, incapaz de ofrecer un solo detalle que justifique el inmenso esfuerzo que Valverde está haciendo con él. Es difícil recordar un caso de mayor inversión de confianza de un entrenador con un jugador con menos retorno que este.