¿Que Modric deja el Madrid? ¡Venga ya!

Luka Modric es el MVP del Mundial de Rusia 2018

Luka Modric es el MVP del Mundial de Rusia 2018 / EFE

E. Pérez de Rozas

E. Pérez de Rozas

Dígame que no es cierto. Dígame que es mentira, simplemente, mentira. Dígame que son ganas de llenar páginas. Dígame que es la manera de pasar este calurosísimo verano (en Brno, República Checa, donde se celebra el Gran Premio de motos, no pueden imaginarse el calor que hace, en la pista, como poco, 50 grados). Dígame que esa portada de ‘La Gazzetta dello Sport’ es, únicamente, una diversión más. Dígame que forma parte del gran refrán periodístico italiano de que “se non è vero è ben trovato”. Dígame que es falso, totalmente falso, que Luka Modric quiera jugar en la Serie A, en el Calcio, que quiera seguir los pasos de Cristiano Ronaldo. Dígame, venga, díganmelo ¡ya! que es mentira que el Inter pueda comprar a Modric.

Lo digo porque, si fuese cierto, si existiese la más mínima posibilidad de que Modric dejase el Real Madrid y se fuese a Italia, entonces estaríamos ante la posibilidad, clara, evidente, formal, de que el conjunto de Florentino Pérez, perdón, de Julen Lopetegui, entre en una crisis de resultados y títulos impredecible, imposible de calcular. Por eso, porque simplemente es imposible, no ya improbable, no me lo quiero creer.

Que no, que no, que estos italianos están de cachondeo, que, hoy por hoy, nadie puede hacerse (ni siquiera el Inter) con los servicios de ese fabuloso pequeño centrocampista capaz, él solito, sí, este también, de hacer jugar a los otros diez y ganar títulos. Y no porque ‘Flo’ recuerde que su cláusula es de 750 millones de euros, pues el ‘ser superior’ ya redujo hace pocos días la cláusula de 1.000 millones de CR7 a unos simbólicos y ridículos 100.

No lo digo por eso, lo digo porque el Real Madrid sin Modric es nada, cero. Bueno, sí, vale, seguiría teniendo a Asensio, pero poco más. Vale, sí, venga, a Isco. Y ahí me paro. No, no, no lo digo por eso, lo digo porque el ego de Florentino Pérez ya ha sido lo suficientemente dañado como para que el Inter dé la última palada a su brillante carrera presidencial al frente del Real Madrid. Florentino, no puede permitirse que, en un mismo año, le abandone Zinedine Zidane, sin él intuirlo; se le vaya CR7, sin despedirse y todo el mundo sepa que es por su culpa, por sus malas relaciones con él; necesite robarle el seleccionador a España, el país porque el que, dicen, se desvive (¡falso, lo sabemos todos, tenemos ya la prueba!) el club de Madrid y, ahora, de pronto, le roben a Modric.

No, no, no, de ninguna manera, así que esta noche, al igual que hice ayer, me acostaré sabiendo que no seré tan feliz como para ver que el Real Madrid pierde a su mejor futbolista. Uno puede darle vueltas al fichaje cantado por su mismísimo hijo de Arturo Vidal por el Barça, pero no puede creerse eso de que el Inter fichará a Modric. Uno puede pensar que Florentino está esperando que sus sueños, los nuevos galácticos, caigan como fruta madura en agosto (¿algo tendrá que hacer, no?, digo), pero no que permitirá la salida de su mago. Uno puede, incluso, creer que la Liga italiana empieza a moverse en la dirección del show (CR7 a la Juve; Higuaín, al Milan…), pero no puede pensar que Modric deje el Bernabéu, no, no, no.

Ahora bien, no deja de causarme cierta sorpresa (por no escribir, gracia), que el nuevo Barça de Segura-Abidal-Planes fiche a alguien como Vidal. Perdón, perdón, rectifico por unos segundos: se desprenda de Paulinho y fiche a Vidal. Dicen que Vidal viene porque tiene el músculo de Paulinho; cuentan que Vidal viene porque tiene el don de robar balones; explican que Vidal ficha por el Barça porque tiene llegada, gol; narran que Vidal viene porque tiene carácter y es de rendimiento inmediato. Pues bien, todo eso lo dio, lo fue, Paulinho en el año que estuvo.

Al final, lo siento, yo que siempre me he reído de este tipo de noticias, acabaré creyendo la tesis que, cierta noche, desde Moscú, en tiempos del Mundial, le oí contar a Manolo Lama que le había explicado un sabio periodista brasileño sobre el viaje de ida y vuelta de Paulinho, de China al Barça y del Barça a China. Contaba Lama (decía su informador brasileño ¡y estaba muy bien tirado!), que Paulinho había jugado el año antes del Mundial en el Barça porque Tite, seleccionador brasileño, le había exigido que si quería formar parte del plantel ‘canarinho’ en Rusia 2018 debía jugar en Europa el año antes. Así que se vino al Camp Nou, hizo lo que hizo (una estupenda temporada, creo), estuvo en Rusia (fracasó, junto al enorme, grandioso y folklórico Neymar Júnior) y, serenamente, regresó a China. Así de sencillo. Digo.