Primer enfado de Ernesto Valverde

Valverde analizó los fichajes para la próxima temporada

Valverde analizó los fichajes para la próxima temporada / Valentí Enrich

Toni Frieros

Toni Frieros

El pasado jueves 7 de junio, el FC Barcelona comunicaba oficialmente que Éric Abidal había sido designado nuevo secretario técnico del primer equipo azulgrana en sustitución de Robert Fernández, a quien no renovaban su contrato y le daban las gracias por los servicios prestados. Al día siguiente, en una escuetísima nota de prensa, el club también hacía oficial lo que ya se había filtrado días antes desde Getafe (Madrid), que Ramon Planes se incorporaría al FC Barcelona, él en calidad de adjunto a Éric Abidal. Es decir, sin entrar a valorar los méritos y el currículum de cada cual, se prescindía de Robert Fernández y se colocaba en su posición a dos profesionales, uno exfutbolista de élite y otro esforzado currante del fútbol con una sólida experiencia y formación en la captación de talento.

El FC Barcelona, faltaría más, está en todo su derecho de renovar o no a cualquiera de sus trabajadores. Si consideraba que Robert Fernández no había desempeñado a plena satisfacción su trabajo, o si creía que no tenía una sólida ascendencia con el vestuario del primer equipo, es lícito y respetable que cambie a las personas y hasta de modelo deportivo. Sin embargo, la salida de Robert Fernández del FC Barcelona ha tenido aristas. No terminó como debería haberlo hecho una larga relación de tres temporadas. Y que haya sido así es responsabilidad de tres personas: Josep Maria Bartomeu como presidente, Jordi Mestre como vicepresidente deportivo y Pep Segura como mánager deportivo del fútbol profesional.

Tres días antes de hacerse oficial la contratación de Éric Abidal, cenaron en un reservado del Hotel Sofía, Ernesto Valverde, Robert Fernández y Pep Segura. Solo los tres. Era una cena de trabajo para planificar la temporada 2018-2019 y hablar del estado de los posibles fichajes, la venta de jugadores que no entraban en los planes del entrenador y todos los flecos que conlleva una reunión de esta índole. En esa cena, Pep Segura no le dijo ni a Valverde ni a Fernández que Abidal sería el nuevo responsable técnico del primer equipo. ¿Qué sentido tenía hablar con Valverde de altas y bajas si la persona que a priori tenía que ejecutar todas esas operaciones, Robert Fernández, ya estaba sentenciado?

¿No hubiera sido más ético y profesional suspender esa reunión de trabajo o, por el contrario, aprovecharla para que tanto Valverde como Fernández supieran de primera mano los cambios que se iban a producir? ¿Tanto cuesta ir de cara, decir la verdad? Sinceramente, el comportamiento del FC Barcelona y de Pep Segura distó mucho de ser el más ético. Primero, porque se faltó al respeto profesional a la máxima autoridad del primer equipo, Valverde quien, como nos consta, se enfadó muchísimo cuando se enteró después del fichaje de Abidal. Ernesto es un hombre de club y ha pasado página, porque no desea confrontación alguna, pero ya ha tomado buena nota de lo 

que ha pasado con Robert Fernández. Y segundo, porque una entidad como el FC Barcelona ha de ser inmaculada en sus formas. No puede volver a repetirse. Que se aplique aquello de “trata a los demás como te gusta que te traten a ti”.