Los pilotos negros importan

Hamilton se manifestó contra el racismo

Hamilton se manifestó contra el racismo / twitter

Josep Lluís Merlos

Josep Lluís Merlos

El domingo por la tarde el campeonato americano NASCAR vivió uno de los episodios más tristes de su historia en los boxes del circuito de Talladega. En el box del coche número 43, que conduce el piloto de color Darrell ”Bubba” Wallace, apareció una soga con el nudo de una horca.

El FBI ha investigado la amenaza, de cariz claramente racista, a petición de la gobernadora de Alabama que no quiere dejar que esta intimidación quede impune. Wallace había pedido hace unos días que no se luciera la bandera confederada en ninguna de las citas del campeonato por su claro componente racial, pero parecía que no todo el mundo en el paddock estaba de acuerdo.

La carrera tuvo que ser aplazada al lunes por causas meteorológicas, y en la formación

de la parrilla todos los pilotos manifestaron su solidaridad con Bubba. Pero días después, el propio FBI ha descubierto que la presencia de la soga tal vez solo fuera una casualidad, sembrando la sombra de la duda tras el revuelo organizado en un ambiente de lógica sensibilidad tras la muerte de George Floyd.

En 1963 Wendell Scott se convirtió en el primer afroamericano que ganaba una carrera de la Nascar, gracias a una decisión que le permitió eludir la prohibición a los pilotos negros de participar en este certamen. Los organizadores necesitaban atraer más espectadores a los circuitos, y pensaron que levantando este veto podrían atraer a los espectadores de color. Sin embargo, fue desposeído de su merecida victoria en la Jacksonville 200, por negro. Por negro, sí, lo han leído bien. El segundo clasificado fue declarado ganador… cuando el público ya había abandonado el circuito, pero el escándalo fue mayúsculo.

En 2010, los gestores de estas carreras reconocieron su error y le restituyeron el premio, para admitirle en 2015 en el Hall of the Fame de la Nascar. Esta misma semana, Lewis Hamilton -muy activo en los últimos tiempos en contra de la segregación racial- ha impulsado fuertemente la campaña #WeRaceAsOne para promover la igualdad de oportunidades para todos los deportistas, independientemente del color de su piel.

Una vez más, el multi-campeón mundial ha sido criticado por la iniciativa, en un nuevo ejercicio de esta extraña obsesión que algunos parecen tener contra él. Cuando empezó a despuntar en las fórmulas de promoción declaró que ojalá su trayectoria abriera el camino a otros pilotos de color, pero luego -durante demasiados años- Lewis eludió hablar de la cuestión. Ahora, con la fuerza que le dan sus títulos, lo vuelve a hacer, incluso con mayor ímpetu.

El de Mercedes también ha cuestionado la forma que el gobierno británico ha gestionado la crisis sanitaria de la Covid-19… como lo hizo Alonso con el ejecutivo español. Y, sin embargo, mientras el asturiano ha sido catalogado de “valiente”, a Hamilton le ha caído la del pulpo. El inglés fue muy crítico con las corridas de toros en España, y eso encendió los ánimos de quienes se vieron ofendidos por la discrepancia. Será porque se sintieron aludidos, digo yo ¿Por qué un as del deporte como ellos tiene que morderse la lengua ante lo que le resulte chirriante a sus ojos, oídos y principios?

Jamás he confiado en quienes airean aquello de “no hay que mezclar política con deporte”. ¿Por qué no? ¿Acaso los deportistas no tienen, o deberían tener, una ideología, una escala de valores en su vida, más allá de los escenarios de su trabajo? Para combatir las injusticias no hay nada mejor que la potencia mediática que aportan los líderes populares. Y los grandes deportistas lo son.

Acciones como las de Hamilton son muy buenas para que no volvamos a vivir supuestas vergüenzas como la Bubba Wallace; escándalos como el de Scott; o para que la presencia de grandes pilotos como Willy T. Ribs en la Indy, o Bubba Stewart en el moto-cross, donde anteriormente John Desoto había defendido los colores de Montesa, constituyan puras excepciones.