Opinión

No hay aplausos para los desagradecidos

PSG - Barça : El gol de Dembélé

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Excelente partido, diez minutos de pájara al margen tras el descanso, del Barça de Xavi en el Parque de los Príncipes. Muy buen resultado. La victoria por la mínima, de todos modos, deja la eliminatoria abierta para el partido de vuelta del próximo martes. Lástima que no se juegue en el Spotify Camp Nou, allí donde el PSG vivió la peor pesadilla de su vida, allí donde el Barça hizo historia con una remontada jamás vista. De todos modos, la afición azulgrana debe convertir el Olímpic Lluís Companys en una caldera y hacer que los jugadores de Xavi, por mucha pista de atletismo que haya, sientan su apoyo para llevar al equipo hasta las semifinales de la Champions.

Evidentemente, ello pasa por no hacer ni una concesión al rival. Ni a Dembélé. Tampoco se merece el francés ni una muestra de estima por parte de los aficionados del Barça. Por desagradecido. Con Xavi y con el club. Llegó al Spotify Camp Nou en el 2017 desde el Borussia Dortmund por 105 millones de euros más 40 en variables. Y lo hizo con un sueldo elevado. Se fue seis años después, el pasado verano, tras aceptar que el PSG pagase su cláusula de rescisión de 50 millones de euros. Lo hizo tras haber sufrido quince lesiones, algunas de ellas por no haberse cuidado lo suficiente, y haberse perdido un total de 119 partidos en seis años. ¿Goles? Solo 40.

Y decidió marcharse traicionando a su gran valedor, Xavi, que había convencido un año antes a la dirección deportiva del club para que renovasen a un futbolista que había lanzado un pulso al Barça y que se había quedado sin ofertas. A un técnico que había convencido antes a Mateu Alemany para que le levantase el castigo que decidió aplicarle el club por no querer renovar su contrato para marcharse libre. Xavi creía en Dembélé. Llegó a decir el día de su presentación que podía ser el mejor del mundo en su posición, pero el jugador eligió devolverle esa confianza decidiendo marcharse en plena gira por Estados Unidos y tras decirle en una reunión que no pensaba dejar el Barça.

Seis años, buen sueldo y poco rendimiento de un futbolista que el pasado miércoles marcó su segundo gol con la camiseta del PSG precisamente contra el Barça. Y lo celebró con rabia. Como si no hubiese vestido nunca los colores azulgranas. Tampoco había tenido un contacto demasiado efusivo en el túnel de vestuarios con excompañeros y extécnicos. Cordial y respetuoso, sin más, según cuentan algunos testigos.

Por todo ello, ni un aplauso para Dembélé el próximo martes. Debe ser tratato como un jugador más del PSG y sentir la presión de la grada en un partido muy importante para el grupo de Xavi.