Neymar y el final feliz
Buena temporada de Neymar creciendo en el aspecto defensivo. Excelente la aportación de Luis Enrique en este sentido. Desde hace algún tiempo el Barça cierra el centro del campo con cuatro medios acoplando al brasileño al interior izquierdo, protegiendo a los defensas y permitiendo que Messi se relaje sin balón.
Sin embargo, sorprende el cortocircuito del brasileño en su relación con el área y el gol. Dadas sus maravillosas condiciones, con 25 años recién cumplidos y cerca de 300 goles como profesional, no es normal que esta temporada apenas haya marcado 9 goles (5 en la Liga, 2 en la Copa y 2 en la Champions; 5 de jugada, 3 de penalti y uno de falta) en 27 partidos. Por ejemplo, en los últimos tres meses y medio, solamente ha marcado uno de jugada, ante el Eibar.
Que no se obsesione. Es peor. Y que no compare (Messi, 31 goles; Suárez, 22). La angustia le hace leer mal las jugadas, regatear cuando debe pasar y pasar cuando debe contemporizar, asistir cuando debe chutar o hacerlo mal en posiciones muy ventajosas. Su maravilloso desborde es aire para el equipo y a través de comportamientos naturales llegarán sus números habituales. Neymar debe volver al regate, la finta, el cambio de ritmo... y olvidarse de los duelos sin balón con los defensas que, por cierto, le han comportado, en esos mismos tres meses y medio, 9 tarjetas amarillas. Ahí, en su mundo, es el mejor (por supuesto, tras Messi).
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