El mensaje incómodo que deja el clásico

Xavi y Ancelotti, durante el clásico

Xavi y Ancelotti, durante el clásico / VALENTÍ ENRICH

Ernest Folch

Ernest Folch

El peor Madrid de los últimos años ganó el peor clásico de los últimos años. Fue una floja puesta en escena de dos clubes en profunda transformación, en la que el Barça exhibió juego mientras tuvo fuerzas y el Madrid exhibió pegada y mejor físico.

Dos equipos que siguen fieles a su esencia, pero ahora dos peldaños por debajo del nivel de las últimas décadas. De ahí que más importante incluso que los puntos (todavía no decisivos), lo trascendente es la lectura que se haga del encuentro. Dejaremos el Madrid aparte, ellos ya tienen sus medios para sus lecturas.

¿Tiene razón Xavi o Gündogan?

Vayamos al Barça: ¿tiene razón Xavi con su lectura condescendiente cuando dice que el Barça mereció ganar o tiene razón Gündogan, cuando pide mucho más autocrítica interna tras esta derrota?

Xavi acierta cuando dice que el Barça dominó ampliamente en la primera parte, pero los partidos duran 90 minutos, y no una hora, como se le olvida admitir que sus cambios solo empeoraron al equipo. Porque lo cierto es que el Barça tenía bien encarrilado el partido cuando al equipo lo sostenían Gavi y Fermín, dos niños de diecinueve y veinte años, y lo empezó a perder, cuando por agotamiento o por decisión técnica, salieron del campo y dejaron paso a futbolistas contrastados como Lewandowsky, Oriol Romeu y Raphinha, que paradójicamente empeoraron el juego del equipo, y hasta provocaron que el necesario Lamine quedara sin efecto al jugar fuera de su hábitat a banda cambiada.

Xavi pensó que la jerarquía haría crecer al equipo, y lo cierto es que lo empequeñeció, y un equipo que dominaba a placer terminó entregado a su rival. Xavi prefiere argumentar que ha merecido ganar, pero el trofeo de los merecimientos no está todavía en ninguna vitrina, y solo sirve como excusa para no corregir lo que se ha hecho mal. Porque de la misma manera que Xavi fue muy valiente alineando a Fermín, como lo fue con el debut de Marc Guiu, se enmendó a sí mismo en la segunda parte.

El retorno, con la cantera pero todavía queda mucho

El clásico, guste o no, deja una lección diáfana, que Xavi conoce (y defiende) mejor que nadie: el Barça solo se salvará si ata su destino al de su prodigiosa cantera. Pero para que La Masia cuaje hace falta tiempo y paciencia, dos virtudes que el club no prodiga desde hace tiempo, porque prefiere lanzar el mensaje improbable de que aspira a todos los títulos.

El Barça demostró en el clásico que su retorno a la élite del fútbol todavía está lejos, a pesar de los discursos grandilocuentes del presidente, que no encuentran de momento su correspondencia con la realidad. Porque el club ha hecho muchas cosas bien, pero para llegar otra vez a la cima de la exigencia no caben atajos.

El Barça volverá cuando cuaje esta prodigiosa hornada de Gavi, Pedri, Fermín, Lamine, Guiu y los que están por llegar, pero este camino en sin duda más largo y más duro que fichar a Bellingham por 100 millones.

La autocrítica de Gündogan, aunque duela, siempre será mejor que todos los falsos triunfalismos.