Si Mateu Alemany era tan bueno, ¿por qué se ha ido?

Laporta, Alemany y Yuste

Laporta, Alemany y Yuste

Toni Frieros

Toni Frieros

La junta directiva del FC Barcelona ha puesto todos los huevos, todos, en el mismo cesto, el primer equipo, con el loable objetivo de construir una plantilla competitiva y campeona. Los esfuerzos por conseguirlo han ido mucho más allá de la lógica, no sé si en un acto de valentía o de irracionalidad. Para poder fichar se han vendido activos del club per saécula saeculórum. Y también se ha tirado de talonario cuando se ha podido: Ferran, Lewandowski, Raphinha, KoundéLa filosofía es muy clara: si tira el primer equipo, el club va bien. Y si la pelota entra, todo lo demás importa poco… o nada. 

Es plausible que, con la soga al cuello del ‘Fair Play’ financiero, el Barça haya sido capaz de fichar magníficos futbolistas gratis o cedidos: Eric García, Christensen, Marcos Alonso, Kessie, Gundogan, Iñigo Martínez, Cancelo... (Joao Félix es otra historia). Una gestión que requería un gran conocimiento del mercado, contactos y perseverancia. Y es aquí donde nos tenemos que poner serios y hacer una profunda reflexión, porque quizá descubriremos porqué este club funciona como funciona. Los auténticos arquitectos y diseñadores de esa política deportiva fueron, sin duda, Mateu Alemany y Jordi Cruyff. Y ninguno de los dos está ya en el Barça. Y tampoco Ramón Planes.

Palabras textuales de Xavi: “El trabajo de Mateu ha sido extraordinario, no se entiende el Barça de hoy sin él ni sin Jordi (Cruyff)”. Entonces, ¿por qué ninguno de los dos sigue en el club? Si el Barça ha ido de menos a más en el terreno deportivo en los últimos años, con la consecución de la Liga y Supercopa, y la construcción de una plantilla cada vez mejor y más competitiva, ¿por qué se han ido quienes han sido dos pilares básicos de este proyecto? ¿Por qué se van los buenos?

No, no tiene ningún sentido ni ninguna justificación. Y de tal cosa, Xavi no tiene la culpa, porque ya dejó muy claro que “ha sido una decisión de club”. Es evidente que, si hubiera sido por él, ni Jordi ni Mateu habrían abandonado el club. Eso solo obedece a una máxima que se venía cociendo a fuego lento y desde hacía mucho tiempo: meter a Deco como sea. Sin embargo, no era suficiente. Hubiera bastado con cambiar la pieza de Jordi Cruyff por la de Deco. Sí, porque Deco no podrá hacer nunca la función de Mateu Alemany. ¿Acaso tiene Deco la experiencia en temas económicos y de gestión de Mateu, que ha sido director general y presidente de diferentes clubs de fútbol? 

Es decir, Deco y Mateu Alemany se hubieran podido complementar, como hicieron Mateu y Jordi... pero el FC Barcelona, es decir, el presidente Joan Laporta y sus colaboradores más estrechos, algunos con cargo y otros en la sombra, querían darle todo el poder a Deco. Y Mateu, claro, no tragó con eso, como ya ha pasado con otros ejecutivos y directivos del club. 

De hecho, se produjo un hecho delicioso... e insólito. Fue Mateu Alemany quien negoció con Deco el fichaje de Raphinha y la comisión que tenía que cobrar por ello. Es decir, un representante de futbolistas, que nunca había trabajado como director de fútbol, ha sido el que ha sustituido al hombre que, con sus errores (De Jong y Dembélé entre otros) y aciertos, ha obrado el milagro de crear una gran plantilla con escasos medios económicos.

Deco era la única pieza que le faltaba (siempre estuvo pululando por ahí) a Joan Laporta para cerrar su círculo más íntimo. Ahora ya los tiene a todos. Como Juan Palomo…