Los resultados le acaban dando la razón a Messi

Messi pudo hablar con sus hijos Thiago y Mateo por teléfono

Messi pudo hablar con sus hijos Thiago y Mateo por teléfono / AFP

Albert Masnou

Albert Masnou

Lo que ayer parecía un drama, hoy ya no parece tan grave. La calma con la que ha asumido Leo Messi el empate contra Islandia adquiere hoy una dimensión real después de los acontecimientos ocurridos en las últimas horas. Alemania, actual campeona, cayó de forma inesperada contra México y ahora deberá remar contra corriente en los dos partidos que le faltan.

Su situación queda comprometida. Brasil, la otra gran candidata, sufrió de lo lindo contra Suiza y el gol de Coutinho no sirvió para darle la victoria a la selección brasileña. Empezó con un empate, el mismo resultado que Argentina. Y que España. Y que Portugal. El Mundial está al rojo vivo y no empezar con una derrota ya puede interpretarse como una pequeña victoria.

Ha empezado una carrera de siete partidos de los cuales el primero solo es uno; no el más decisivo. Ni mucho menos. Incluso muchas veces es el menos decisivo de todos.

Portugal acabó ganando la última Eurocopa de Naciones después de empatar los tres primeros partidos y clasificarse como mejor tercero de su grupo. Italia, en el Mundial 82, se clasificó para la fase de eliminatorias tras empatar los tres primeros partidos del grupo. Acabó ganando el torneo.

Estos campeonatos están repletos de experiencias que sirven para desdramatizar cualquier resultado, como el cosechado por Argentina ante Islandia.

Messi se ha caído muchas veces y tantas otras se ha levantado con lo que matar a Argentina a estas alturas de curso es una temeridad.

Claro está que bien haría el seleccionador Sampaoli en dejarse la jerarquía a un lado para empezar a alinear jugones en el centro del campo y dejar para otras batallas a jugadores como Biglia o Mascherano que provocan que el centro del campo sea incapaz de dar un pase al primer toque, con todo lo que condiciona luego el juego de Messi y compañía.

El Mundial es una carrera de obstáculos en el que gana quien tiene la cabeza más dura. El juego es importante, muy importante porque milagros no existen, pero estar preparado mentalmente para reconducir situaciones adversas es la clave para avanzar en la competición. Y Argentina, España, Alemania o Brasil ya han dado muestras de lo que son capaces. Son selecciones que se pueden ir construyendo con el paso de los partidos. Saben que se hace camino al andar.