Opinión

Joao Felix-Marc Guiu, dos mundos opuestos

Joao Félix fue sustituido en la Copa

Joao Félix fue sustituido en la Copa / JAVI FERRÁNDIZ

Marc Guiu podría interpretar que jugar el domingo con el juvenil después de haber debutado con el primer equipo y de haber marcado dos goles era una decisión injusta y, como consecuencia, no merecía su máxima implicación en el envite. La respuesta fue clara: tres goles y estrella del partido. Marc Guiu merece nuestros aplausos porque su actitud refleja pasión por el fútbol y respeto a un escudo. Jugar en un club como el Barça es un honor y hay que estar a la altura de esta camiseta. Uno puede jugar bien o mal, pero la implicación no se discute.

El caso Joao Felix

Esta misma comparación podría hacerse con João Félix, un jugador salió por la puerta de atrás del Atlético de Madrid, que entró por la principal al Camp Nou con dos padrinos ilustres como Joan Laporta y Jorge Mendes, pero que contra el Barbastro mostró ser indigno de este club. El portugués incluso desesperó a Abelardo que no podía definir mejor su actitud durante la retransmisión del partido: “Lo peor no es los errores que comete João Félix, sino la actitud que muestra después del error. Lo de quedarse parado... esa mala imagen que da. Pierdes el balón, pues ves a por él, peléala... Está como mentalmente poco ido”, dijo el ex central azulgrana.

Y es que parecer ser que João Félix no ha aprendido nada del toque que le dio Xavi Hernández, al sustituirlo en el descanso del partido contra el Almería y criticar después la actitud de los jugadores durante la primera parte. Le señaló públicamente, no jugó de titular los dos siguientes partidos y a la que regresa al once es como si él estuviera por encima de todo, sin necesidad de esforzarse para ayudar al Barça a seguir adelante en la Copa del Rey. La cesión del córner que acabó en el segundo gol del Barbastro fue una muestra más de su indolencia.

Que con un jugador así, que actúa de esta forma, el club se esté planteando la necesidad de ejecutar la opción de compra me parece un error histórico hasta el punto de interrogarnos sobre las prioridades reales de la junta directiva o de la secretaría técnica.