Inflemos de una vez las velas

Los jugadores del Barça acabaron desesperados en Bilbao

Los jugadores del Barça acabaron desesperados en Bilbao / Valentí Enrich

Lluís Carrasco

Lluís Carrasco

"¿Qué siento? Decepción, decepción porque pierdes, pero siento orgullo, orgullo por estos jugadores que lo están haciendo muy bien... A los jóvenes me refiero, ¿Eh?" Así empezó Xavi Hernández la rueda de prensa del miércoles tras una derrota que en alguna fase resultó un “déjà vu” de tantas otras...

Xavi hace bien en destacar el talento de los jóvenes, lo tienen, y el esfuerzo de todos ellos es del todo loable, pero me preocupa y mucho, que las ruedas de prensa se conviertan en una concentración de elogios tras la derrota y de halagos tras la decepción. No nos engañemos, el desenlace lógico cuando se juega “muy bien” es ganar, porque hacerlo “muy bien” debería garantizar la excelencia primero y la victoria después, y lo cierto es que no vamos últimamente demasiado sobrados de ninguna de las dos.

Me imagino que Xavi se refiere a que los jóvenes tienen mucho mérito por competir al nivel de sus mayores, pero en realidad, hacerlo es la obligación de todos ellos ya que son los elegidos por el entrenador, y si son los elegidos será porque Xavi los considera los mejores para lograrlo.

Tal vez el conflicto sea ese… ¿Nuestra mejor baza para competir contra los más bregados oponentes es una base de chavales de 16, 17 y 18 años? Porque si es así, tenemos un problema. ¿Verdad que me entienden? Lamine Yamal acabó llorando desconsolado y no es justo. Estando en formación, ¿Como vamos a exigirles, además de sacrificio, la obligación de alcanzar la excelencia y la victoria? ¡Vaya complicación!

Se me ocurren mil preguntas paralelas: ¿Son los peques quiénes deben tener la responsabilidad de mantener la nave a flote? ¿No resulta un problema que los más veteranos, que además son los que tienen contratos más suculentos, se vean semana sí, semana también, superados en rendimiento y productividad deportiva por juveniles? ¿Hay alternativa fiable y garantista a tanta adolescencia sobre el verde? ¿Se extrae de esta plantilla que, aunque corta, se me antoja competitiva y suficiente, todo el juego que se le debería extraer? ¿La disposición y soluciones técnicas en días de espesor general, no debería también ofrecer un plus que nos pueda llevar a la victoria desde el planteamiento táctico?

Muchas preguntas que solo el tiempo despejarán, y mientras, confiar. Confiar en que tanto joven y tierno almendruco acabe convirtiéndose en un manjar para los paladares más selectos, que tanta juventud acabe garantizando triunfos, que tanta insolencia y tanto talento nos haga referentes de nuevo…

Pero no tenemos tiempo, ya saben que aquí no ganar tiene consecuencias. Y sabiendo que, como el viento, también el tiempo vuela, que no tarde Xavi en tensar y cazar las velas de nuestro equipo. Seguir siendo el navegante elegido para manejar el más insigne de los timones, el del Barça, solo depende de él.

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