La habitación del sueño

El Barça dobló la rodilla este domingo en el Bernabéu (3-1)

El Barça dobló la rodilla este domingo en el Bernabéu (3-1) / Valentí Enrich

Rubén Uría

Rubén Uría

Mike Tyson solía decir que todo el mundo tiene un plan hasta que recibe el primer puñetazo. El Madrid pegó primero y pegó dos veces. Y el Barça, que se pasó la previa anunciando que iba a ser valiente, salió con miedo durante dos tercios de partido. Si el fútbol es un juego de errores, el equipo de Ancelotti no cometió ninguno y el de Xavi, los cometió todos. Crimen y castigo.

El Barça ofreció su cara más plana, previsible y contemplativa, puso alfombra roja al Madrid y los blancos, empoderados por su intensidad y sus contras, aporrearon la fragilidad defensiva del Barça. No hay partido grande que no decida la contundencia. El Madrid la tuvo y el Barça no. El vuelo de Xavi se estrelló en el Bernabéu - justo donde se dijo que se había doctorado con aquel 0-4 tan cacareado-, y en la ‘caja negra’ aparecieron los restos del accidente: su equipo no ganó duelos, presionó mal, defendió peor y lejos de tener rebeldía, se fue al descanso poniendo la otra mejilla. Desangrado por los costados, Vinicius y Valverde despachaban a Roberto y Balde con una superioridad insultante, mientras que Carvajal y Mendy frenaban a Dembélé y Raphinha. Del resto se ocupó Toni Kroos, que se hizo el amo de la cancha en el centro. El Madrid sabía a lo que jugaba y el Barça no.

Si era un clásico para redimirse del fracaso en Champions, si el del Bernabéu era el mejor día para levantarse, durante el primer tiempo fue el peor día para salir de la cama. Si los buenos entrenadores son los que potencian las virtudes de sus futbolistas y esconden sus defectos, Ancelotti potenció las virtudes de sus jugadores y Xavi expuso los defectos de los suyos. Huérfano de personalidad, como ante Bayern e Inter, el Barça volvió a demostrar que tiene la mandíbula de cristal. Con el paso de los minutos, Xavi sacó la pata del lugar donde la había metido y agitó la coctelera. Metió garra (Gavi), verticalidad (Ferran) y gol (Ansu) en el campo. Sorpresa, el partido giró. Ansu removió el avispero y Ferran sembró la duda en el Bernabéu.

El sueño culé se esfumó cuando Rodrygo, de penalti tras revisión del VAR, liquidó el pleito. El Barça, que sigue en obras y que regaló el primer tiempo, despertó demasiado tarde y se quedó sin liderato. Y Xavi, que siempre habla de ser valientes, tendrá que reflexionar por qué su equipo salió al Bernabéu con miedo y sobre todo, por qué se dejó la rebeldía en el banquillo. Si la semana debía medir la estatura futbolística actual del Barça, el equipo no ha dado la talla. Tyson tenía razón: todo el mundo tiene un plan… hasta que recibe el primer puñetazo. Al Barça le han dado dos, en la Champions y en la Liga. Y en ambas ocasiones, ha terminado visitando la habitación del sueño.