Hacer el gilipollas en el Barça

José Elías, presidente de Audax

José Elías, presidente de Audax / SPORT

Toni Frieros

Toni Frieros

La libertad es eso, tener alas para volar, decir y hacer lo que creas conveniente, dentro del respeto debido, sin miedo a lo que dirán los demás. Ese empoderamiento lo otorga la independencia económica y también la ideológica; saber que no le debes nada a nadie y que eres libre para ser tú mismo siempre.

Por esa razón, cada vez que escucho a José Elías, agudizo los oídos porque es esa clase de personas que no habla para quedar bien con este o con aquel. Él dice lo que piensa de forma clara, sencilla, transparente y hasta coloquial. A estas alturas de la película no hace falta que les diga quién es José Elías, un empresario de éxito hecho a sí mismo que irrumpió y aterrizó de un día para otro en el universo Barça poniendo 38 millones de euros de su bolsillo para avalar a Joan Laporta a cambio de colocar a su amigo y empleado Eduard Romeu en la vicepresidencia económica del FC Barcelona. Elías no es miembro de la llamada sociedad civil catalana ni forma parte de lobby alguno, ni económico ni político ni empresarial. Es un verso libre que gestiona sus empresas y disfruta de sus aviones, que pilota él mismo.

Joan Laporta lo colocó en la Comisión del Espai Barça, donde duró dos telediarios, lo mismo que su vinculación con el club. Un triste final que le costó, además, partir peras con Eduard Romeu, que ya no trabaja para él en Audax, aunque que sí continúa en el Barça. Una paradoja.

Es de obligado cumplimiento para todo barcelonista, socio o no, escuchar lo que le explicó Elías a Jordi Wild en su fantástico podcast ‘The Wild Project’, entre otras cosas porque narra sin tapujos lo que él cree que pasa en el Barça hoy en día. No lo explica un periodista o un empleado, lo cuenta alguien con conocimiento de causa, porque lo ha visto, lo ha vivido…y tiene información privilegiada: “Tuve una enganchada porque se creó el comité consultivo del Espai Barça. Yo creía que se podría opinar y llegaban con las decisiones ya tomadas. Prefiero levantar la mano y pirarme y aquí os quedáis vosotros con vuestra fiesta, porque estoy haciendo el gilipollas”. Después desveló que el directivo Jordi Llauradó se fue por el mismo motivo que él.

A la hora de referirse a la gestión del club, sus comentarios invitan a la reflexión: “Veía que los órganos de administración de todo aquello no tenían buena pinta, porque se gestionaban como si fueran una comunidad de propietarios. Yo, acostumbrado a órganos de administración de empresas cotizadas, decía, hostia, esto tiene muchas deficiencias…/… por eso dije: “Yo no quiero estar aquí …/… Hasta donde yo sé, las cosas se hicieron bien, pero no había medios para evitar que se hicieran cosas malas y el tema iba para atrás”. Y agregó: “Este es el amigo de no sé quién”. Hostia, si este tiene que vigilar al otro y son amigos… no sé, a mí no me huele bien esto…/…el rollo este de que el Barça debe ser un club presidencialista, pues qué quieres que te diga, soy socio del Barça y quiero un Barça bien administrado”.

La puntilla la dio cuando comentó que “si hubiera podido (ser directivo), a lo mejor hubiera querido, aunque luego hubiera sido un error. Visto lo visto, tengo mis dudas de que entrar en la directiva del Barça sea algo que no te traiga problemas”. “¿Que no te salpique?”, le preguntó Jordi Wild. “Sí”, respondió Elías.

A José Elías se le notó molesto con Joan Laporta: “Hombre, si alguien te deja 40 ‘palos’ (millones de euros)… no me limito a decir hola y adiós. Le eché una mano y no percibí que lo valorara. Es más, me han hecho feos…”.  Aixx…