Eso os pasa por cabrear a Messi

Messi celebró con euforia su golazo de falta: ¿Dedicado a los señores del Balón de Oro?

Messi celebró con euforia su golazo de falta: ¿Dedicado a los señores del Balón de Oro? / AFP

Ernest Folch

Ernest Folch

Definitivamente, lo mejor es no hacer enfadar a Messi. La semana en la que Pelé dijo que Leo es peor que Maradona porque solo juega con una pierna y en la que un jurado lo dejó fuera del podio del Balón de Oro, el crack blaugrana le volvió a recordar al mundo quien es el mejor jugador de la historia, opine lo que opine Pelé o una revista. En cualquier otro futbolista, la portentosa actuación de Messi de anoche lo consagraría como uno de los mejores jugadores del planeta, en él es un recital más, esta vez convertido en un mensaje dirigido a los que se empeñan sin éxito en discutir su condición de número uno. Eso es lo que pasa a los que le cabrean: reciben, siempre a su momento, su debido castigo. Y es que su partido soberbio fue un despliegue delicioso de todo su repertorio: regates en corto y en largo, pases de fantasía, asistencias de gol y, para rematarlo, dos faltas directas imposibles que solo están a su alcance. No hay mejor manera de dejar en ridículo al Balón de Oro que esta exhibición solo cinco días después del veredicto: se confirma que lo único que han conseguido los gestores de este otrora importante galardón es desacreditarse a ellos mismos y desprestigiar al premio para una larga temporada. La buena noticia es que la soberbia actuación del argentino estuvo acompañada por el mejor partido del Barça este curso, que además estuvo cimentada sobre una decisión justa y valiente de Valverde, que decidió salir con Dembélé de titular y sentar a Coutinho, un inequívoco mensaje de que en este conjunto prima por encima de todo la meritocracia. Dembélé confirmó que el castigo que recibió, lejos de debilitarle, le ha fortalecido y ha mostrado su mejor cara: ahora exhibe potencia, velocidad y una definición letal. Quien lo iba a decir: ahora mismo Coutinho debe conformarse con ser suplente del francés, un síntoma de que la competencia en esta plantilla es muy alta, y que ser titular empieza a ser muy caro. Es la primera vez en muchos años que el equipo cuenta con al menos quince jugadores creíbles, que pueden alternarse sin que el rendimiento colectivo se vea afectado. El Barça dominó el partido de principio a fin, con una superioridad insultante, y no dejó ni una oportunidad a un Espanyol que se mostró sorprendentemente acomplejado, como si no hubiese creído en ningún momento en sus propias posibilidades.  También es chocante que, contra el Barça y en un señor derbi, en Cornellà acudieran solamente 24.037 espectadores. El partido sirve para que el equipo de Valverde pegue un importante acelerón al frente de la tabla, tras otro pinchazo del Sevilla. El Barça avanza cada vez con paso más firme.