Opinión

El egoísmo de Big Sam tiene castigo

Samuel Umtiti durante las pruebas médicas del Barça en verano

Samuel Umtiti durante las pruebas médicas del Barça en verano / FCB

La gran decisión de umtiti. Samuel Umtiti cavó él mismo la tumba de su carrera al no hacer caso a los servicios médicos del FC Barcelona que le aconsejaban operarse, una intervención que le hubiera costado perderse el Mundial. Ganó el torneo con Francia siendo titular pero, a sus 23 años, en esos momentos, empezó un declive en su carrera que no ha podido frenar porque sus condiciones físicas no eran las adecuadas para competir a gran nivel. Umtiti, que renovó su contrato con el Barcelona justo antes de lesionarse, priorizó sus deseos a los del club que le estaba pagando, una muestra de su egoísmo.

El Barça se ha visto obligado a pagar la fiesta del francés, que solo ha ido ensuciando su imagen a medida que pasaban los años. De Big Sam, apodo que se ganó al inicio de su carrera por la explosión de poderío que demostró en sus dos primeros años en el Barcelona, ha pasado a Small Sam.

La rescisión de su contrato era algo que se pedía a gritos y Laporta ha actuado con dureza y contundencia con este problema que se había convertido. Acuerdo, y a la calle. Punto y final al lastre que se había convertido para el Barcelona. Umtiti ha estado siete años vinculado al FCBarcelona, de los cuales en los últimos cinco solo ha jugado 42 partidos. No es que el entrenador de turno no le considerara sino que pronto se daba cuenta de que no podía jugar dos partidos por semana. En el Lecce le ha ido algo mejor, porque las exigencias no son de alto nivel.

Durante estos cinco años, Umtiti habrá cobrado alrededor de unos 70 millones de euros brutos, un gasto enorme para el FCBarcelona. No se los ha ganado. Está en su derecho de cobrarlos pero no debe estar contento consigo mismo porque lo suyo ha sido una farsa, un problema en mayúsculas que el Barcelona ha logrado solucionar.