Dembélé es un mercenario que solo juega por dinero

Ousmane Dembélé cuenta con el beneplácito de gran parte de la afición azulgrana

Ousmane Dembélé cuenta con el beneplácito de gran parte de la afición azulgrana / Javi Ferrándiz

J.Mª Casanovas

J.Mª Casanovas

Mal acaba lo que mal comienza. Dembélé se ha convertido en una cereza podrida en el vestuario. Un jugador talentoso de rendimiento decepcionante. Un deportista inmaduro con mentalidad de niño. Un tipo que nunca mira a la cara escondiendo una personalidad conflictiva y egoísta. El Barça pagó por él lo que no valía y se marchará dejando atrás el fichaje más ruinoso de la historia. Un desagradecido que nunca se ha integrado en el club. Un mercenario que solo juega por dinero.

 El problema es que todo esto hace tiempo que el Barça lo sabía y ha sido incapaz de solucionarlo, de recuperarlo. Mas que un entrenador, necesita un siquiatra. No supieron atarle corto y lo pagan caro. Es tan individualista en la vida como en el campo. Su forma de vivir no tiene nada de profesional, su mala alimentación provocó muchas lesiones. Su pasado deportivo le delata. Se fue del Rennes mintiendo a la directiva francesa y cuando negociaba su traspaso con el Borussia se declaró en rebeldía. Para más inri, se marcho de Dortmund destrozando el apartamento donde vivía. Un mal bicho.

Con estos antecedentes no se puede esperar nada bueno, incluida su boda secreta en plena temporada en un lugar desconocido. Por si fuera poco, tiene un manager llamado Moussa Sissoko que es un discípulo aventajado de Mino Raiola. En la última reunión, cuando el club pensaba que era posible llegar a un acuerdo, se descolgó pidiendo una prima de fichaje de 45 millones, treinta para el jugador y quince para él, con la exigencia además que tenía que ser el jugador mejor pagado de la plantilla. Un chantaje en toda la regla. Ha tomado el pelo al Barça y no se merece otra cosa que el desprecio.

De nada ha servido que Xavi le mostrara su interés por recuperarlo ni los elogios desmedidos de Laporta diciendo que era mejor que Mbappé. Todo cayó en saco roto. Solo juega por la pasta y ya tiene un par de clubs dispuestos a pagar sus caprichos. A partir de hoy puede negociar con quien quiera, el Barça da el caso por perdido. Mejor así, no te puedes fiar de un tipo que no mira a los ojos y miente más que habla.

¿Qué tiene que hacer ahora el Barça? Esta es la gran pregunta. Castigarle dejándolo en la grada es como dispararse un tiro al pie ya que con la plantilla que hay es prescindir de un titular. Hace un mes Xavi se mostró contrario a tomar una medida de fuerza si no renovaba. Traspasarlo en el mercado de invierno como desea el club es una opción que el jugador no acepta ya que quiere irse gratis en verano. Echarle, es decir, darle la libertad ahora en enero, es una posibilidad límite que podría facilitar la inscripción de Ferran Torres pero su manager la descarta bajo el pretexto que quiere cumplir su contrato. El caso tiene mala solución.