Dembélé da la razón a Xavi

Dembélé y Xavi, en una imagen este curso

Dembélé y Xavi, en una imagen este curso / EFE

Joan Mª Batlle

Joan Mª Batlle

El Barça ya está en las semifinales de la Copa del Rey tras ganar al rival que pasaba por ser el equipo más en forma tras el regreso del Mundial. A la hora de la verdad, fue superior el conjunto barcelonista tanto cuando jugó contra once como cuando la Real se quedó con diez por expulsión de Brais Mendez por una durísima entrada a Busquets que, VAR mediante, acabó justamente con el donostiarra en la caseta.

El 4-2-4 volvió a funcionar con De Jong y Pedri muy activos en labores ofensivas y un Dembélé inspiradísimo que a la postre sería el hombre decisivo de la noche. Aún así, el Barça volvió a pecar de autocomplacencia y falta de remate y si no mata los partidos, siempre queda a expensas de una jugada aislada que le complique la vida. Ayer hubo suerte porque la Real tuvo hasta cuatro, un remate de Kubo al larguero, un fallo increíble de Sorloth totalmente solo a dos metros de la línea de gol y dos paradones de Ter Stegen en los últimos minutos. En contrapartida, el Barça también tuvo su poste, en un remate de Gavi a centro, cómo no, de Dembélé, sin duda el mejor jugador del partido.

LA TRANSFORMACIÓN

Y es que si un futbolista marcó diferencias, éste fue Dembélé. El extremo estuvo sobresaliente en la mayoría de sus acciones. Partiendo desde la banda derecha, hizo lo que quiso con la defensa donostiarra, a la que volvió loca con sus cambios de ritmo e internadas profundas y peligrosas. Ahora por fuera, ahora hacia dentro, ahora combinando con Lewandowski, Dembélé certificó su gran estado de forma. Está claro que con espacios es imparable, pero ya ha entrado en la dinámica del equipo y sabe asociarse y buscar al compañero, cuando no el remate por sí solo. Ayer sacó de su chistera controles mágicos, regates eléctricos y buenas asistencias que sembraron el pánico en el área realista. La transformación de Ousmane esta temporada es espectacular y hay que reconocer que está dando la razón a Xavi, su gran valedor tanto en la renovación que en verano nunca estuvo clara como en darle la confianza para que marque diferencias sobre el terreno de juego.