Sobre Cucurella y Riqui Puig

Riqui y Cucurella

Riqui y Cucurella / Sport.es

Joan Mª Batlle

Joan Mª Batlle

Son dos casos, en principio, parecidos, pero muy diferentes en cuanto al desenlace de sus trayectorias. Edad similar, del 98 Cucurella, del 99 Riqui Puig, y parecidas expectativas de futuro tras su paso por el Barça B. Ahora bien, la gestión de sus respectivas carreras ha sido tremendamente distinta.

Cucurella aceptó crecer, progresar y, en última instancia, buscarse la vida fuera del Camp Nou y ahora es un jugador hecho y derecho, con una alta cotización y en el radar de los grandes clubs, mientras Riqui se enrocó en el primer equipo del Barça, donde lleva tres años perdiendo el tiempo y su cotización no ha parado de bajar.

Uno entendió que con Alba por delante no tenía demasiadas posibilidades de hacerse con un puesto en el equipo y el otro no supo ver que sin minutos es imposible madurar, pese a que Koeman y Xavi le empujaban a una salida.

LA ZONA DE CONFORT

En un momento en que el Brighton pide por Cucurella 60 millones al mismísimo City de Guardiola y que el propio Xavi en persona le ha dicho a Riqui que se busque equipo, sería bueno recordar la trayectoria de los dos.

Cucurella se fue cedido al Eibar, que al acabar la temporada le fichó por dos millones y a los pocos días lo tuvo que revender de nuevo al Barça por la cláusula de recompra de cuatro millones establecida. Aún así, no se quedó en el Camp Nou y fue cedido al Getafe, que al terminar la cesión le fichó por 11,8 millones y le traspasó al Brighton por 18.

Es obvio que nada de eso hubiese sucedido si el jugador no hubiese aceptado todas y cada una de las cesiones/traspaso. Hoy podría ser perfectamente otro Riqui, una ex promesa sin expectativas que, visto lo visto, se habría hecho más daño a sí mismo que al propio club. He ahí la importancia de que un jugador abandone su zona de confort. Cucurella lo hizo y acertó, mientras que Riqui se ha negado sistemáticamente a buscar minutos y progresión lejos del Camp Nou. Ha preferido ser suplente que jugar. Puede que este verano recapacite. Por su bien, que no sea tarde.

La clave: uno supo ver que para progresar había que salir del Camp Nou y el otro ha preferido ser suplente que jugar.