Opinión

Los clásicos europeos

Pep Guardiola.

Pep Guardiola. / EP

El FC Barcelona - PSG o el Real Madrid - Manchester City se han convertido en clásicos europeos, como estos días hemos escuchado de entrenadores, jugadores o periodistas, pero también de aficionados. Quedan clásicos domésticos, claro está, y derbis que movilizan a miles de aficionados y exacerban pasiones. La diferencia está en la dimensión de unos y otros enfrentamientos. El mismo Barça - Madrid derivó hace años de un clásico doméstico a un clásico europeo y mundial.

Porque el fútbol se convirtió en un deporte global. Esta obviedad esconde un aspecto que, a mi entender, no es observado. Quiero decir que la globalización no es tan solo con respecto al juego sino que, sobretodo, es una globalización de las aficiones de los clubes. El barcelonismo, por ejemplo, ya no es un sentimiento circunscrito a Catalunya y al Estado español, abarca con más o menos seguimiento a los aficionados al fútbol de todo el mundo. Ocurre con todos los grandes clubes europeos. Y este es un factor determinante para comprender la complejidad del cambio de paradigma que operó y entrever el paisaje de un futuro inmediato.

El roce hace tanto el cariño como la rivalidad deportiva. El 6 a 1 o los fichajes de Neymar y Messi son aquellos roces que pueden explicar la rivalidad entre Barça y PSG. Habrá más episodios entre los dos equipos. Sucederá entre otros. Un resultado escandaloso o injusto, una decisión arbitral, una declaración fuera de lugar… generarán polémicas que se convertirán en combustible para engendrar pasiones y rivalidades.

Nada que no haya ocurrido antes. Primero a escala local y más tarde a escala nacional. Que alcance el nivel europeo y mundial es una evolución inevitable y lógica. Otra razón para considerar la Superliga europea de inevitable. Aunque muchos prefieran no saberlo.

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