El Barça vive en una montaña rusa
El partido de Anoeta estaba marcado hacía semanas en el calendario. Justo antes del clásico reubicado, el partido se convertía en un trampolín para llegar al clásico del Camp Nou con la moral (y los puntos) a tope.
Este Barça no deja de sorprendernos, a veces porque no esperamos mucho de ellos y realizan partidazos en los que la presión es innata y el juego de combinación fluye como en Mallorca o te muestras serio y solvente como en San Siro, además con un regalo de goles 'made in La Masia'.
Luego es capaz de obrar partidos en los que parece que tener más de diez segundos el balón es pecado y le dejas al rival que llegue tantas veces como quiere, como hoy en Anoeta.
El Barça no ha tenido el control del partido en ningún momento y el portero rival Remiro, solo lo hemos visto en los goles, en chispazos de Antoine Griezmann y un regalo celestial de Leo Messi a su amigo del alma Luis Suárez. Dos goles que de nada han servido ante la Real Sociedad ya que el equipo 'txuri urdin' ha decidido que sí quería ir a por el partido y aprovechar todas las ocasiones en las que el Barça flojeara.
El Barça tiene que subir el nivel general, no sirve hacer media en una montaña rusa en la que con tanta subida y bajada, al final el equipo descarrilará. Es cierto que el sinsabor de algunas victorias. en las que el equipo no aparecía la pasada temporada pero sí sumaba los tres puntos. tampoco nos llenaban. Pero al final, tantos cambios de aspecto del equipo nos va hacer que no lo reconozcamos.
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