Barça: Vender es ser más pobre

Traspasar a Araujo o a De Jong es hacer del Barça un club de segundo o tercer nivel

Frenkie de Jong, durante el entrenamiento previo al Nápoles - FC Barcelona de la Champions 2023/24

Frenkie de Jong, durante el entrenamiento previo al Nápoles - FC Barcelona de la Champions 2023/24 / VALENTÍ ENRICH

Ivan San Antonio

Ivan San Antonio

LaLiga publicó el límite salarial de las entidades que la forman y los números del Barça son dramáticos, para echarse a llorar. Tanto que se hace imposible explicarlos solo con citar a Bartomeu, cuyo porcentaje de responsabilidad es enorme, pero que gracias a quienes hoy gobiernan ya no es total.

Ante una situación así, con un balance negativo entre lo que se genera y lo que se gasta, el solo hecho de plantearse fichar en verano suena a broma, de esas que no hacen gracia. Planificar las vacaciones mientras no hay dinero para comer es patético y una irresponsbilidad. Sobre todo cuando, a partir del próximo 1 de julio, deberá volver a inscribir a Vitor Roque, que tiene ficha gracias a la lesión de Gavi, o al propio Gavi, cuya inscripción hoy se debe a una resolución judicial que puede cambiar mañana.

Además, habrá que firmar a un entrenador, cuyo salario y el de su equipo también contabilizan en el límite salarial. Hay tantas cosas que ordenar en la casa que plantearse acudir al mercado es un insulto a la inteligencia. Ya no hay palancas (la opción de vender una parte de BLM, la gallina de los huevos de oro, sería un atentado económico que dejaría al club desnudo) y algunas de las ejecutadas no han sido satisfechas. La única solución posible, aseguran, es lograr ventas importantes. La pregunta es ¿vender para qué?

Deco tiene ante sí un panorama que no permite alegrías y, ante una situación tan dramática, equivocarse no está permitido. Vender a De Jong o a Araujo supone una palanca aún no explorada que metería al club en una nueva dimensión, la de un club de segundo o tercer nivel europeo. Porque su salida no garantiza poder inscribir nuevos fichajes y porque incluso ante la posibilidad de fichar, difícimente los nuevos tendrán el nivel de quienes se van.

Deshacerse de futbolistas como Frenkie y Ronald es un error mayúsculo porque descapitalizaría a la plantilla de un talento que no le sobra y porque el dinero ingresado no servirá para mejorar la calidad del vestuario. Si la única opción de ir al mercado es vender a tus mejores futbolistas, lo mejor es no ir al mercado. Si el club fuera valiente, convocaría una rueda de prensa para decir alto y claro que no hay un duro, que no habrá fichajes, que se tirará con lo que hay más la repesca de algunos cedidos y todo ello mientras los esfuerzos de la entidad van todos dirigidos a sacar al club de la grave crisis económica que atraviesa.

Seguir vendiendo activos, ahora en forma de futbolistas, es dar otro paso hacia el abismo, cada día que pasa más cercano. Es una patada hacia adelante, un riesgo que el Barça no puede permitirse correr porque el margen de error es a estas alturas muy estrecho. Dejen las apuestas para quien puede apostar.