Barça y Madrid, dos mundos opuestos

Modric consiguió la quinta Champions con el Real Madrid

Modric consiguió la quinta Champions con el Real Madrid / EFE

Albert Masnou

Albert Masnou

Es inevitable que el culé se pregunte estos días qué hace mal el club para haber vivido la peor temporada de la historia y el eterno rival logre otro doblete y sume cinco Champions en los últimos nueve años.

Barcelona y Real Madrid son dos clubs parecidos en sus bases (unos socios y un presidente elegido por estos) con muchísimas diferencias en su puesta en marcha. Como un sistema de juego, no es importante la posición de los jugadores sino la actitud. Y en estos momentos Barça y Madrid son dos mundos opuestos. En el campo y en los despachos.

Es en las oficinas donde el Madrid transmite una estabilidad institucional que se acaba traduciendo en el terreno de juego mientras que el Barcelona vive y ha vivido, independientemente del presidente, enfrascado en batallas domésticas que no le han servido para nada. Que si Cruyffistas, que si Rosellistas, que si Laportistas.... que solo provocan guerras estúpidas sin beneficiar en nada a la entidad.

El último episodio importante, tal y como explicaba ayer de forma magistral Marc Menchén en esta misma ventana, la decisión de Laporta de “provisionar 90 millones por riesgos legales y deteriorar el valor de jugadores en 138 millones que supuso anticipar 238 millones de gastos a futuros que en principio se habrían repartido en varias temporadas” para acabar calificándolo como “un tiro en el pie” del propio Laporta que impide ahora fichar, reforzarse debidamente porque el club está bloqueado.

El Barça es de por sí un club complicado de gobernar y si además le añadimos estas pugnas domésticas que se han repetido a lo largo de los últimos años, todo es aún más difícil. En Madrid, mientras tanto, viven una etapa de estabilidad que les permite movimientos estratégicos como construir el nuevo estadio aprovechando la pandemia, dar solvencia al proyecto deportivo sin locuras económicas y estabilidad al equipo, que se basa en jugadores de avanzada edad para empapar de un ADN competitivo a toda la plantilla.

Mientras que el Real acepta la venta de un jugador que días antes había sido MVP de la final de la Champions (Di María) o traspasar a Cristiano sin pensárselo dos veces y no fichar a nadie en su puesto, el Barça fue renovando jugadores que hoy viven pensando en otra cosa que no es el fútbol, manzanas podridas que lejos de transmitir unos valores a los jóvenes, se los llevan de fiesta. Piqué lleva la bandera de todo esto. No hay cultura del esfuerzo en el Barça, ni en el vestuario ni fuera de él y así es muy complicado que Xavi pueda llevar el peso a sus espaldas de todo un club.