El Barça de Laporta y el Barça de Xavi

Laporta y Xavi, dos figuras clave

Laporta y Xavi, dos figuras clave / EFE

Lluís Mascaró

Lluís Mascaró

Laporta y Xavi han coincidido en el Barça para cambiar la historia del club. O, mejor dicho, para recuperar la mejor historia del club. Aquella historia que escribieron juntos el propio Laporta, en su primera etapa como presidente, y Guardiola. Laporta fue valiente, muy valiente, con un inexperto Guardiola. Y de esa apuesta (que algunos calificaron de descabellada e incluso propusieron a Mourinho como alternativa) nació el mejor Barça de todos los tiempos. El Barça del sextete y del 2-6 en el Bernabéu. Catorce años después, Laporta espera repetir éxito con Xavi. De momento, el nuevo técnico ha demostrado estar a la altura de las expectativas. Y no lo digo solo por el 0-4 en el clásico, sino porque está protagonizando una profunda revolución futbolística que ha vuelto a poner al Barça en la élite. El Barça, desgraciadamente, había dejado de ser un grande. La pérdida del estilo, las humillaciones en Europa y el dominio del Madrid de los últimos tres años habían convertido al Barça en un equipo mediocre. Y, sobre todo, perdedor.

Xavi ha transformado la dinámica recuperando el modelo y erigiéndose como la estrella de un vestuario sin estrella. El Barça de Xavi es un Barça más coral, más físico e, incluso, más vertical, porque ha sabido adaptar su idea a la realidad de la plantilla. Guardiola tenía a Messi. A Iniesta. Al propio Xavi. Y Xavi tiene un equipo en construcción, formado por veteranos rejuvenecidos (Alba, Piqué, Busquets...), jóvenes con extremo talento (Pedri, Gavi, Araujo, Eric Garcia, Ferran Torres, Nico... a la espera de Ansu) y fichajes ‘low cost’ de rendimiento inmediato (Aubameyang, Adama, Alves...). Analizado así, lo que está consiguiendo Xavi tiene casi más mérito que lo que consiguió Guardiola, aunque todavía no ha ganado nada.

Este Barça de Xavi no era, seguramente, el que tenía en su cabeza Laporta hace poco más de un año cuando barrió en las elecciones. Básicamente porque Xavi era el estandarte futbolístico de la candidatura de Víctor Font. Pero Laporta tiene la capacidad de convertir la necesidad en virtud. Y se agarró a Xavi cuando se desinfló el ‘efecto Koeman’ (el presidente jamás creyó en el técnico holandés). Laporta hizo caso (con un poco de retraso, como él mismo ha reconocido) a su intuición y apostó por Xavi, como apostó en 2008 por Guardiola. Y, aunque hay que mantener una prudencia máxima, el presidente puede presumir de haber acertado nuevamente con su decisión. El Barça de Laporta y el Barça de Xavi ahora son el mismo Barça: un Barça ilusionante que aspira a ser, otra vez, campeón de todo.