Eso lo hace el Barça y...

Este sería el precio final de Mbappé

Este sería el precio final de Mbappé / Google

Emilio Pérez de Rozas

Emilio Pérez de Rozas

Yo lo voy a escribir porque, de lo contrario, reviento. Y ustedes ya me entienden. Quiero decir que en esto del fútbol, en esto de la rumorología sobre los fichajes, en esto del mercado persa en que se ha convertido el verano, incluso en pandemia, incluso sin dinero, incluso con la risa, la mofa y la vergüenza del llamado ‘fair play financiero’, hay gente que no parece dispuesta a decir, a escribir o a contar lo que piensa.

Llevamos un montón de meses (bueno, años) con el tema de que el Real Madrid no es nadie (o poca cosa) si no ficha al francés Kylian Mbappé, nacido para jugar en el Real Madrid y cuyo pecho de mármol le viene que ni esculpido para esa camiseta blanca de tanta solera que, no nos engañemos, últimamente empieza a lucir ya unos lamparones por su escaso comportamiento digno que no veas.

Por eso escribo que lo voy a contar y me quedo tranquilo. Al menos, que alguien se quede tranquilo, despachado y alguno, que no digo que vaya a ser, ¡Dios me libre!, Florentino Pérez o el perfecto José Ángel Sánchez, director general del Real Madrid, se lo lea: si la ‘operación Mbappé’ la protagoniza el desaparecido Josep Lluís Núñez, el parlanchín y manos tijeras Joan Gaspart, o hasta el mismísimo Josep Maria Bartomeu (miren, de momento, no hablo de Joan Laporta, pues sus avalistas no le dejarían hacerla), el todo Madrid se está partiendo de risa, llamando ‘puticlub’ al Barça y mofándose de cómo es posible que el ‘més que un club’ derroche 200 millones de euros cuando, en diez meses, podría tener a Mbappé gratis.

Pero no, qué va, qué va, el todo Madrid está escribiendo, contando, radiando y televisando que el sumo pontífice de la nueva catedral en la que Florentino ha convertido el remozado Santiago Bernabéu (por cierto, empezó con un presupuesto de 575 millones de euros y ya va por los 725) hace bien, es un auténtico genio, lleva más de dos años convenciendo a Mbappé (por cierto, ha debido convencerlo de forma ilegal, pues tiene contrato en vigor y no se puede hablar con él hasta enero del 2022) y tiene suficiente dinero como para pagar 170 millones más 10 en variables, que dicen es la última oferta, y 35 millones de euros limpios al chico cada año.

Repito, si el Barça hace eso con un futbolista que, en diez meses, viene gratis, los periódicos echarían humo, las radios escupirían fuego y las televisiones publicarían la carta de ajuste con el himno del Barça. Pero lo hace el Real Madrid que, al parecer, como Catar, como el PSG, como el famosillo Nasser Al-Khelaïfi, tiene el dinero por castigo.

Porque, veamos, no engañemos (más) al personal. El mismo señor que impulsa la Superliga, que dice que la Champions ya no sirve porque no le proporciona los suficientes recursos, es decir, decenas de millones de euros y que clama por una inyección milmillonaria generada por un nuevo negocio televisivo, ese mismo señor, que se queda solo (o casi), es el que, ahora, de pronto, tras gastarse 725 millones de euros en la remodelación de un estadio, que tanto sirve para acoger a Kylian Mbappé como a Bruce Springsteen, va y pretende gastarse (que está por verse si se lo venden) casi 500 millones, entre fichaje, prima de fichaje y sueldo, en un chavalito que, esta última temporada, ni siquiera ha ganado la Ligue 1 ¡¡¡¡menudo campeonato!!!! ni la Champions. Chavalito que, en meses, iría gratis al Real Madrid.

Es Florentino y, claro, todo en él es admirable. Vale. Pero si lo hace el Barça, del cielo le caen los clavos. Porque más claro no ha podido ser el tal Leonardo Nascimiento de Araújo, el caballero al que el jeque, el jeque de verdad, el amo de Catar, no el pintoresco Nasser Al-Khelaïfi, le encomendó la tarea de que renovase a Mbappé (se supone) que por el dinero que le diera la gana, pues la Ligue 1 y la UEFA siguen mirando hacia otro lado.

El tal Leonardo dijo que el Real Madrid, ¡el Real Madrid!, “de las glorias deportivas que campean por España, va el Madrid con su bandera limpia y blanca que no empaña…”, se está comportando indecentemente con el ‘caso Mbappé’, con malas artes y de forma ilegal. Eso, tampoco cuenta a la hora de juzgar esta tremenda operación que va a convertir el nuevo Bernabéu en un platillo volante, que levitará sobre la Castellana, pilotado por un chico que aún no ha abierto la boca, no sea caso que se tenga que quedar un año más en París.

Porque (y eso también tengo ganas de escribirlo) no tengan duda, amigos, que si Mbappé, al final, no sale de París, porque al auténtico jeque, que no puede ni contar el dinero que tiene, no le dé la gana soltarlo, Kylian se lo pasará en grande, celebrará, mañana mismo, sus goles y, como ya ocurriera con el burofax de otro que yo me sé, al final se quedará feliz, rico y sonriente, ganará el ‘Pichichi’(de Francia), será el mayor asistente y hasta puede que renueve de por vida.

Si a alguien no me creo (y perdonen, ya sé que ustedes los adoran) es a los futbolistas. Incluso cuando dicen que se rebajan el sueldo y, al final, resultará que, simplemente, están difiriendo su cobro.