La autodestrucción del Barça en 15 días

Bartomeu (de espaldas) y Leo Messi él día de la última renovación del argentino por el Barça

Bartomeu (de espaldas) y Leo Messi él día de la última renovación del argentino por el Barça / EP

Lluís Mascaró

Lluís Mascaró

La capacidad autodestructiva del Barça es directamente proporcional a su trascendencia como club con más de 120 años de historia. Desde que Hans Gamper fundara el FC Barcelona en 1899, la entidad ha vivido y sufrido miles de vicisitudes. Algunas, trágicas. Pero lo que ha sucedido en los últimos quince días supera la peor de las pesadillas para un culé. Desde el 14 de agosto hasta hoy se han encadenado la peor derrota de todos los tiempos en Europa (2-8 ante el Bayern), la destitución de Quique Setién (el segundo cese de la temporada tras el de Valverde), el fichaje de Koeman, el burofax de Messi pidiendo la carta de libertad y la ‘inmolación’ de Bartomeu planteando la dimisión si eso sirve para que el crack argentino no se vaya. Todos estos acontecimientos juntos han precipitado una implosión que ha dejado al barcelonismo hundido en la más absoluta desesperación. Y con la dramática sensación de que lo peor todavía está por llegar...

La situación es triste. Muy triste. Ante la perspectiva de perder al mejor futbolista de la historia y ante la convicción de que, a partir de ahora, ya nada será igual. Un ciclo triunfal se ha acabado y toca reconstruir el Barça casi desde cero. Apoyándose en algún veterano y creyendo, sobre todo, en los futbolistas jóvenes de la cantera. El Barça no puede cometer el error (otro) de pensar que puede sustituir a Messi con un fichaje. Por muy bueno que sea. Porque nadie es mejor que Messi. Gastarse ahora cientos de millones de euros en un crack galáctico (¿existen?) no es la mejor forma de afrontar el relevo del argentino. Hay que crear un nuevo Barça en el que el equipo esté por delante de las figuras y sus caprichos. Será duro. Por supuesto. Y los éxitos tardarán en llegar. Pero es el único camino... a la espera de que Messi diga por qué se va. O anuncie que se queda. Opción que parece inverosímil pero que yo tampoco me atrevo a descartar del todo...