Tras asumir lo que hay, toca saber lo que habrá

Yuste, Laporta y Mateu, en una imagen de archivo

Yuste, Laporta y Mateu, en una imagen de archivo

Ivan San Antonio

Ivan San Antonio

Eric Garcia es un fichaje de club. El Kun Agüero hay que apuntárselo a Leo Messi. Koeman, por su parte, pidió a Memphis y a Luuk de Jong, mientras que Emerson fue una operación estrictamente económica. El resumen es simple: cuatro autorías distintas para cinco fichajes. Desde que Bartomeu destituyó a Pep Segura en julio de 2019, hace ya dos años, la figura del director deportivo no existe en el Barça, lo que supone una anomalía estructural que convierte la planificación en un reino de taifas en el que cada departamento trabaja de forma autónoma sin someterse a las líneas maestras que deberían delimitar cualquier decisión. Sobre todo en un club tan singular como el blaugrana. El Barça se ha instalado en la supervivencia del “día a día”, intentando apagar fuegos de forma apresurada, casi siempre a última hora y salvándose por la campana.

La nueva estructura deportiva del club será presentada en breve, aseguran desde el club. De momento, sabemos que Rafael Yuste es el vicepresidente deportivo, que Mateu Alemany es el director del Área de Fútbol, que Ramon Planes es el secretario técnico, que Jordi Cruyff es el director de scouting internacional, y que Koeman, a día de hoy, es el responsable técnico del primer equipo. Tenemos los nombres y sus cargos. También podemos intuir la cadena de mando, pero falta lo más importante, lo que da sentido a toda la estructura y que la convierte en sólida y útil: el proyecto. Cuando llegaron al club no había tiempo ni de quitarse la chaqueta ni de colocar la foto familiar sobre la mesa del despacho, cierto. Había tanto por hacer (sobre todo en el capítulo de salidas) y tan poco tiempo para hacerlo que el único objetivo era arrancar de la manera más digna posible. Sería injusto no tener en cuenta las circunstancias ni la herencia recibida para analizar el devenir de la temporada, como también lo sería no denunciar la sensación de desorden que ofrece la estructura. “Esto es lo que hay”, se resignaron Piqué y Koeman tras caer ante el Bayern. Y lo que hay es insuficiente en una entidad con la grandeza del Barça, cuya historia merece mucho más de “lo que hay”. Asumida la cruel realidad, toca exigir saber qué es lo que habrá y, por supuesto, cuándo lo habrá. Y cómo lo lograrán. Es imprescindible saber quienes serán los responsables del éxito o del fracaso, a quien habrá que aplaudir o amonestar. Hay que resolver demasiadas incógnitas con firmeza y convicción, ideando un proyecto a corto, medio y largo plazo, marcando plazos y objetivos. Toca imaginar nuevos horizontes para dejar de caminar sin rumbo.