La ambición de Xavi y las de los jugadores

Xavi Hernández fue amonestado en San Mamés

Xavi Hernández fue amonestado en San Mamés / Valentí Enrich

Joan Mª Batlle

Joan Mª Batlle

El Barça sigue quemando oportunidades de ganarse la confianza de los aficionados. Es cierto que todavía queda la Champions y que la Liga no está definitivamente perdida, pero ni los más ilusos se creen que haya demasiadas posibilidades de éxito.

Y lo peor es que, a juzgar por lo que ocurrió en Bilbao, ni los propios jugadores parecen creérselo. La imagen del partido de San Mamés es la foto real de lo que ocurre en el Barça: un equipo gris, sin ambición ni preparación física ni táctica que no ha sido superior a sus rivales en la mayoría de los partidos. Lo de Bilbao, además, es imperdonable porque era el día que había que salir a comerse el césped para engancharse tímidamente a la Liga. Pero ni así. Un chut a puerta y paren ustedes de contar. Tremendo. 

Sí, sí. Tremendo. Después de tantas esperanzas frustradas, tanta insuficiencia futbolística y tanta indolencia mental, habrá que concluir que los jugadores podrían correr más y Xavi no sabe cómo convencerles. El domingo se produjo otra muestra de que el entrenador va por un lado y los jugadores, por otro.

Xavi admitió, nada más acabar el partido, que había faltado ambición. Lo dijo con todas las letras, pero Ter Stegen se molestó a pie de campo cuando se lo preguntaron y dijo que no era un problema de ambición. Pues bien, en la sala de prensa el técnico matizó y retiró expresamente el término ambición.

No es cuestión de preguntarse si mandan los jugadores o cosas de este tipo, pero lo que es seguro es que los futbolistas no tienen carácter ganador y el entrenador no sabe cómo cambiar esa mentalidad conformista. Ni dimitiendo en diferido ni criticándoles en directo. Seguiremos esperando...

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